Estafa
La letra pequeña jugó una mala pasada a esta mujer, que creía que estaba abonando el préstamo cuando en realidad estaba pagando el alquiler de su propia casa, que pasó a ser de los estafadores desde el momento de la firma.
Una boda que terminó en estafa. Ha ocurrido en Setúbal, Portugal. María de Fátima Gonçalves quería ayudar a su hijo con los costes de la boda y decidió solicitar un préstamo de 11.000 euros.
Para ello, la víctima de la estafa buscó en internet y terminó contactando con White Finance, una supuesta empresa que ofrecía préstamos. Un día más tarde se reunió con alguien que decía ser asesora especializada en finanzas.
Gonçalves aceptó un préstamo de 11.000 euros pagado en cuotas de 250€. Sin embargo, la letra pequeña le traicionó y terminó firmando la venta de su propia casa. Fue pasados unos años cuando la víctima, que atravesaba dificultades económicas, intentó reducir la cuota mensual.
Sin embargo, esta terminó subiendo a 400 euros al mes. La hija de Gonçalves se dio cuenta de que algo raro ocurría y contrató a un abogado que terminó confirmando el peor de sus presagios.
Su madre no estaba pagando el préstamo solicitado, sino una cuota mensual por vivir de alquiler en la que era su propia casa hasta el momento de la estafa. Ahora la vivienda ya pertenecía a sus acreedores.
"De un préstamo se pasó a las escrituras de compraventa de inmuebles", ha asegurado la abogada de la víctima en declaraciones para CNN Portugal. "señora María, señor Fernando, firmen aquí, que todo está en orden", dijeron los estafadoras según afirma la hija de María de Fátima Gonçalves.
La querella, presentada en 2020, todavía no se ha resulto, aunque la Fiscalía entró de oficio y acusó a los responsables de estafa y usura agravada.
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