EN EL ÚLTIMO MINUTO
Ollie, un perro pastor de 10 años, estaba a punto de recibir la eutanasia cuando de repente, una enfermera descubrió que lo que estaba afectando a su sistema nervioso, causándole parálisis era una garrapata.
Tras regresar de un viaje, los dueños de Ollie notaron que cada vez estaba más débil. Tenía dificultades para caminar, apenas comía por si mismo, sólo cuando era alimentado por sus dueños.
Era un comportamiento muy extraño, ya que Ollie era un perro sano y activo.
Los dueños no esperaron y llevaron a Ollie al veterinario, dónde según informa el mismo, e hicieron una serie de pruebas, para intentar averiguar su comportamiento. Tras análisis de sangre, de orina y radiografías, los médicos no encontraron ninguna razón que explicase el comportamiento de Ollie.
Le proporcionaron una medicación, pero el cachorro estaba paralizado, no podía comer o ir al baño por su cuenta. Ante la falta de alternativas para salvar la vida de Ollie, sus dueños tomaron la dificil decisión de proporcionarle la eutanasia, para terminar con el sufrimiento del animal.
Los médicos estaban listos para llevar a cabo la intervención, pero cuando una enfermera le dio a Ollie una última caricia, notó un bulto detrás de su oreja, que resultó ser una garrapata.
Tras detectar la causa del problema, los médicos decidieron quitarle a Ollie el parásito y darle tres días de prueba para ver como evolucionaba. Aunque ese mismo día Ollie ya estaba corriendo, mostrándose tan feliz como antes de que el parásito se instalase en su interior.