Influencer Portugal
La Fiscalía considera que el castigo es "humillante", que el trato hacia la menor es "indigno" y que no constituye una forma adecuada de cuidado.
La influencer portuguesa Joana Mascarenhas ha sido condenada por sumergir en agua fría a su hija de tres años con la intención de calmar sus rabietas. Concretamente, una sentencia del Tribunal Penal Local de Lisboa la condena a dos años y seis meses de prisión debido a un delito de violencia doméstica. Además, el tribunal también ha impuesto la obligación de seguir un plan de reinserción y el pago de una indemnización de 1.000 euros.
Todo comenzó cuando la mujer publicó un vídeo en las redes sociales presumiendo de su método, asegurando que era "la forma más eficaz de calmarla". "Se sentó en el suelo a llorar y a decir que no podía caminar. Lloró y gritó. Pensé que tenía dos opciones, dejarla que se hartase y que descubriese que no conseguiría nada o, si me cansaba de escucharla, meterla en la piscina. Ella odia el agua fría. Estaba todavía con el uniforme escolar y lloró otros quince minutos. No le dije nada ni la amenacé. La cogí y la sumergí en la piscina hasta el cuello", detalla en dicho vídeo.
"Fue un súper remedio. Le quité la ropa mojada, la envolví en una toalla, la acosté y durmió unas tres horas. Fue maravilloso, ella se relajó y se dio cuenta de que no puede tener rabietas en la piscina o en casa porque puede perder", continúa Joana Mascarenhas, que explica que, tras llevar a cabo este método en varias ocasiones, la menor "dejó de tener berrinches, porque sabe que si hay rabieta va al agua".
Poco después de que su relato se hiciera viral, la Fiscalía abrió contra ella una investigación. Un año después, la misma Fiscalía ha concluido que este método de castigo es "humillante", el trato hacia la menor es "indigno" y no constituye una forma adecuada de cuidado.
La abogada de la influencer ha reconocido durante el juicio que el comportamiento de su clienta fue fruto una "decisión desafortunada", pero ha sostenido que esta actuación no debería ser considerada un delito puesto que no existen daños físicos ni psicológicos sobre la niña. Aun así, los argumentos de la letrada no han sido suficientes para detener la decisión de juez. De hecho, la Fiscalía ha concluido que la mujer debía ser sancionada, aunque se traten de actos aislados.
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