DEPENDE DE LA MEZQUITA DE LA ZONA CERO
El reverendo integrista Terry Jones dijo primero que "reconsideraría sus planes de quemar ejemplares del Corán" en el aniversario de los atentados del 11 de septiembre, pero después matizó sus palabras.
Con su idea, el pastor de una pequeña iglesia estadounidense ha logrado que la prensa rodee su hogar, que el secretario de defensa le llame para hacerle cambiar de opinión e incluso que el FBI acuda a su iglesia para intentar que desista.
La visita de los agentes parecía que había dado frutos, porque cuando tras su marcha Terry Jones anunció que suspendía la quema de coranes, a cambio de una promesa inesperada del imán que va a construir una mezquita junto a la Zona Cero.
“Tengo garantías de que la Mezquita se moverá de ahí, se lo he preguntado tres veces. Tengo testigos”, había dicho.
Pero el imán Faisal ha negado que quiera cambiar de planes. Dice que ni siquiera han hablado.
Por eso todo ha vuelto al principio: Jones ha dicho que volverá a pensárselo. Tiene la presión del propio presidente de Estados Unidos, que le ha acusado de dar alas a Al Qaeda.
Se teme por las tropas en Iraq o Afganistán, donde ya ha habido manifestaciones.
Y con los ánimos así de encendidos, ha entrado otro personaje en escena: Donald Trump quiere comprar el solar de la mezquita de la Zona Cero para frenar su construcción.