EN ROMA
El Papa Francisco ha instado, ante miles de consagrados de la orden de frailes menores capuchinos, venidos desde todo el mundo a Roma con motivo de las celebraciones enmarcadas en el Jubileo de la Misericordia, que "no apaleen" a los fieles si tras la confesión no pueden administrar la absolución de los pecados.
"Les hablo como hermano, que en este Año de la Misericordia especialmente, el confesionario sea para perdonar. Y, si uno no puede dar la absolución, por favor no apaleen", ha pedido Francisco durante la homilía celebrada esta mañana en la basílica de San Pedro.
Así, el Pontífice ha señalado el contraste que existe entre dos actitudes contrapuestas: la de la "grandeza" de la "humildad" ante Dios" y la de la "mezquindad" que proviene de la aplicación rígida de la ley "olvidando a Dios".
En este sentido, ha explicado que la "tradición de los capuchinos es una tradición de perdón". "Entre ustedes hay confesores buenos, porque se sienten pecadores, y delante de la grandeza de Dios rezan pidiendo perdón", ha añadido.
Por ello, ha contrapuesto esta actitud de perdón y humildad a la que se tiene cuando un sacerdote se olvida "de la necesidad que tiene de perdonar" y, por tanto, "lentamente se olvida de Dios". "El humilde que se siente pecador es un gran perdonador en el confesionario, el otro, como estos doctores de la ley que se sienten 'los puros', 'los maestros', solamente saben condenar", ha advertido.
Así, ha exhortado a que no caigan en el "pelagianismo" y ha advertido de que el "gran condenador" es el diablo. "Quien no sabe perdonar termina como estos doctores que son grandes condenadores, ¿quién es el gran condenador?: es el diablo", ha concluido.