EL PONTÍFICE VISITA ALBANIA
El Papa Francisco aprovechó su visita a Albania, donde conviven pacíficamente distintas comunidades religiosas, para pedir la tolerancia y el respeto entre las distintas creencias y recalcó que "nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia" o para discriminar. En una reunión con representantes de las distintas comunidades cristianas y musulmanas de Albania, Francisco recalcó, como lo había hecho previamente en un discurso en el palacio presidencial, que "matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio y discriminar en nombre de Dios es inhumano".
El Papa, que ha elegido Albania para su primer viaje europeo precisamente por ser un ejemplo de convivencia pacífica entre las religiones, se lamentó de que la "intolerancia con los que tienen convicciones religiosas diferentes es un enemigo particularmente insidioso, que desgraciadamente hoy se está manifestando en diversas regiones del mundo".
"Cuando, en nombre de una ideología, se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y enseguida el hombre se pierde, su dignidad es pisoteada, sus derechos violados", manifestó el pontífice, quien en ese contexto recordó la represión y las "atrocidades" que vivieron en la Albania comunista los creyentes. "Ustedes conocen bien a qué atrocidades puede conducir la privación de la libertad de conciencia y de la libertad religiosa, y cómo esa herida deja a la humanidad radicalmente empobrecida, privada de esperanza y de ideales", dijo.
Francisco apeló a rechazar como no verdaderas todas aquellas formas que representan un uso distorsionado de la religión. "La religión auténtica es fuente de paz y no de violencia", recalcó Francisco, quien subrayó que la libertad religiosa no es un derecho exclusivo del sistema legislativo de un país, sino "un espacio común, un ambiente de respeto y colaboración que se construye con la participación de todos, también de aquellos que no tienen ninguna convicción religiosa".
En la reunión, en la que participaron representantes de las comunidades católica, ortodoxa, evangélica y musulmana, el presidente de la Conferencia Episcopal de Albania, Angelo Massafra, destacó el papel de los líderes religiosos de este país en promover la paz y la solidaridad durante las revueltas de 1997, cuando Albania estuvo a punto de entrar una guerra civil, y durante la guerra de Kosovo (1998-1999).
No obstante, recalcó que ahora "ha llegado el momento de pasar de la tolerancia a una fraternidad", para construir puentes de diálogo y distanciarse de los males de hoy, como "la corrupción, la inmoralidad, el consumismo, la droga, la prostitución, la mafia, la trata de mujeres o la venganza de sangre".