ES EL 24º EJECUTADO EN EEUU EN 2015

El pandillero que asesinó a un policía en 2001 ha sido ejecutado en Texas

Los hechos tuvieron lugar en Dallas, cuando el joven latino se vio involucrado en una pelea nocturna. El polícia, que estaba trabajando en la seguridad de una discoteca, decidió intervenir para evitar daños mayores. Sin titubeos el joven de 19 años abrió fuego contra los policías con la consecuencia mortal de Cristopher James.

Texas ejecutó este miércoles al pandillero latino Licho Escamilla, condenado a muerte por el asesinato del policía Cristopher James en Dallas en 2001, según informó el Departamento de Justicia Criminal de ese estado sureño de EE.UU.

Con Escamilla han sido ejecutados ya 24 presos este año en Estados Unidos, la mitad de ellos en Texas.

De 33 años, Escamilla murió tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville. Sus últimas palabras fueron: "El papa Francisco, el enviado de Dios, pidió al estado de Texas conmutar mi pena de muerte por una cadena perpetua. Pero el estado de Texas ha rechazado escuchar al enviado de Dios y se las tendrá que ver con el propio Dios. Que todo el mundo sepa que esto no ha terminado".

Según testigos de la ejecución, su hermana gritó: "¡Licho no te vayas!" mientras Escamilla quedaba inconsciente. Como es habitual con los asesinos de policías, compañeros de James acudieron a la prisión e hicieron rugir los motores de sus motocicletas mientras Escamilla recibía la inyección letal. El 25 de noviembre de 2001, cuando Escamilla cometió el crimen por el que hoy fue ejecutado, la Policía ya lo buscaba por otro asesinato consumado semanas antes en la ciudad de Dallas.

Lejos de esconderse, el joven pandillero, que entonces tenía 19 años, acudió al club nocturno en el que James prestaba servicios de vigilancia privada y se vio involucrado en una pelea en el aparcamiento del local. James y otros tres policías que trabajaban fuera de servicio ese día en el club trataron de interrumpir la pelea, pero Escamilla abrió fuego contra ellos, hiriendo al uniformado.

Entonces, el pandillero se acercó a James y le disparó tres tiros de gracia en la cabeza y el cuello. Acto seguido, huyó pero resultó herido por disparos de los otros policías, que le detuvieron antes de que el pandillero pudiese robar un coche con el que pretendía escapar.

Según los testigos que declararon en el juicio, en el trayecto en ambulancia y en la estancia en el hospital el pandillero se jactaba de haber asesinado a un uniformado.

El juicio, celebrado en 2002, es recordado porque Escamilla arrojó una jarra de agua a los miembros del jurado tras escuchar el veredicto de pena de muerte, agredió a las personas de su alrededor y se escondió debajo de la mesa hasta que los policías lo sacaron. La semana pasada, los abogados de Escamilla presentaron varias apelaciones para evitar el desenlace fatal argumentando una infancia abusiva y drogodependencia, pero el Tribunal Supremo las rechazó.

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