COGIÓ EL AUTOBÚS SIGUIENTE AL QUE TENÍA PREVISTO
Por muy poco se libro de estar en el aeropuerto y por minutos en el otro escenario de la tragedia, la pareda de metro de Maelbeek. Pablo se salvó de las dos explosiones por haberse quedado en la cama cinco minutos, lo que le impidió "coger el autobús que quería para estar a las 8:00 en el aeropuerto".
"Si había alguna réplica sería en los transportes públicos"
Su pereza le salvó la vida por minutos. En el autobús con destino al aeropuerto ya supo lo que había ocurrido. "Di por supuesto que si había alguna réplica de atentado sería en alguno de los transportes públicos", explica.
Por ello, comenzó a caminar, despistado y se equivocó de calle. Se producía entonces el segundo atentado, el del metro. La buena suerte le volvía a acompañar. "Se oyó un estruendo seco, como si se tratase de un petardo tres calles más arriba, y cuando llegué había una chimenea gigante de humo y polvo", describe el valenciano.
La posibilidad de salir del país se complicaba y le propuso a un compatriota regresar a España en coche. "Lo único que quería era volver a casa y alejarme de todo aquello". Pablo descansa ahora en Castellón intentando asimilar lo sucedido y celebrando su buena suerte.