OTAN
La Alianza Atlántica lanza una nueva misión de patrullaje en la zona para evitar más actos hostiles del espionaje ruso. La mano de Moscú está detrás de los últimos ataques contra cables submarinos, que buscan desestabilizar a los países europeos.
La OTAN da un paso más. No quiere que los actos de sabotaje que diseña y ejecuta la inteligencia rusa queden impunes. En los últimos meses, el Kremlin ha convertido el mar Báltico en un nido de acciones desestabilizadoras contra los países aliados. "Rusia está intensificando sus campañas de ciberataques, intentos de asesinato, sabotajes, espionaje, desinformación o utilización de la migración contra las fronteras europeas", reconocen en la Alianza.
Por eso la OTAN ha anunciado una nueva operación de vigilancia naval en el Báltico, -bautizada como 'Baltic Sentry'-, para disuadir a Rusia de seguir con sus ataques. Los aliados quieren aumentar la presencia militar a través del despliegue de fragatas, cazas de combate, satélites submarinos y drones de vigilancia.
La decisión se ha tomado en Helsinki, en un encuentro organizado por Finlandia y que ha reunido a los líderes de los países aliados, tanto nórdicos como bálticos. Han participado el canciller alemán, Olaf Scholz, los primeros ministros de Polonia, Donald Tusk, de Dinamarca, Mette Frederiksen, y de Suecia, Ulf Kristersson, además de los presidentes de Letonia, Edgars Rinkevics, y de Lituania, Gitanas Nauseda.
En el punto de mira de los rusos están los cables submarinos, que son cruciales para las comunicaciones en Europa y, por tanto, tienen un alto componente para desestabilizar una sociedad. También posibles ataques a cables eléctricos, enlaces de telecomunicaciones o gasoductos.
Por eso, esta nueva misión dispondrá de todos los medios necesarios. "Emplearemos los medios militares correctos en los lugares y momentos adecuados para disuadir una futura acción desestabilizadora. Usaremos toda la gama de opciones que tenemos en la Alianza", ha asegurado Mark Rutte.
La televisión polaca TVP World ha publicado que justo hoy la armada de Polonia había detectado un barco ruso dando vueltas alrededor del gasoducto submarino Baltic Pipe que transporta gas desde Noruega a Polonia.
La Alianza atlántica ya realizaba labores de policía aérea desde 2004 en la región, una tarea que se reforzó en 2014 tras la anexión rusa de la península de Crimea y en la que también han participado cazas españoles F-18, que tuvieron su base en Lituania.
Ahora los aliados dan un paso más. Aseguran que "se reservan el derecho de actuar contra cualquier barco que sospechen que está eludiendo las sanciones y representando una amenaza a la seguridad". La OTAN no se fía de la amenaza que supone la "flota fantasma" de barcos rusos que navegan por el Báltico. Muchos de ellos son usados por Moscú para esquivar las sanciones europeas y se teme que algunos de ellos sean utilizados para acciones de sabotajes encubiertos.
Rutte avisa de que las fuerzas desplegadas podrán intervenir en cualquier momento. "Las amenazas potenciales a nuestra infraestructura tendrán consecuencias, incluyendo posibles abordajes, incautaciones y arrestos", ha dicho.
El presidente de Letonia, Edgars Rinkevics, ha explicado que no es fácil controlar esta zona, ya que unos 2.000 barcos cruzan el mar Báltico todos los días. "Afrontémoslo, no podemos garantizar una protección del 100%, pero si estamos enviando una señal contundente, creo que este tipo de incidentes van a disminuir o incluso a detenerse", confió ante la prensa el letón.
La OTAN tiene claro que, con este movimiento, se le lanza un mensaje a Putin. Le demuestra que la organización militar tiene capacidad de evaluar la situación de seguridad en cada momento y adaptarse a las amenazas sobre el terreno. El Secretario general reconoce que "nuestros países están cada vez más amenazados" y que "este tipo de acciones hostiles aumentarán en el futuro".
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