Crisis en Ucrania
Jens Stoltenberg asegura que no han apreciado ninguna desescalada sobre el terreno después de que Rusia informara de que iba a retirar algunas de las tropas concentradas junto a Ucrania, sino que incluso podría estar incrementando esas fuerzas.
Hacía muchos años que no se vivía una sesión tan tensa en el Cuartel General de la OTAN en Bruselas. Los ministros de Defensa de los 30 países aliado se reúnen para analizar la crisis y decidir los próximos pasos. El clima de incertidumbre atrapa cualquier diagnóstico posible, ya que los mensajes que llegan desde Moscú son contradictorios. Por un lado, los rusos apuntan a una ligera retirada de las tropas de la frontera pero la Alianza no ha podido verificar que eso se esté produciendo.
"No vemos ninguna desescalada sobre el terreno. Están enviando más tropas a la zona... y más, y más, y más... eso no es desescalada, deben cumplir con hechos lo que dicen, esa sería la mejor contribución para bajar la tensión y evitar un conflicto en Europa”, han sido las contundentes palabras del Secretario General, Jens Stoltenberg, antes de entrar en la reunión.
La inteligencia de Estados Unidos, el país que tiene mayores capacidades técnicas para monitorear lo que ocurre al otro lado de la frontera, no da por buena la versión del Kremlin. Reconocen que sí se están replegando algunos batallones pero que, sin embargo, el armamento pesado se mantiene estático listo para el combate y eso hace desconfiar a los jefes militares, porque ahora mismo "Rusia sigue teniendo la capacidad de invadir Ucrania de manera completa, sin casi tiempo de respuesta".
La cita de los ministros de Defensa se ha visto sobrepasada por los recientes acontecimientos. La OTAN está estudiando el incremento de su presencia militar en el flanco más cercano a Rusia.
Durante las ultimas semanas se han enviado más barcos, aviones, helicópteros y soldados, pero ahora la Alianza debate si ese refuerzo debe ser permanente, ante el aumento del riesgo. Se baraja poner en marcha grupos de combate en Rumanía y Bulgaria, como los que hasta ahora están desplegados en Polonia y los países bálticos (Letonia, Lituania y Estonia).
Los principios de la OTAN no se negocian
La mejor noticia es que la vía de la diplomacia no está cerrada. Desde Bruselas y Washington se agarran a esa posibilidad hasta el final. La OTAN asegura que están dispuestos a sentarse en la mesa con Moscú y han ofrecido muchas opciones en las que creen que hay margen para negociar, por ejemplo, en temas de control de armas o en transparencia sobre actividades militares. Pero, a la vez, se ha dejado claro que los principios fundacionales de la Alianza Atlántica no se tocan.
Lo confirmaba el Secretario General, Jens Stoltenberg, a primera hora, asegurando que "Rusia no va a decidir quien entra o deja de entrar en la OTAN, eso lo decidirán los 30 países aliados, y esto es una cuestión que vale solo para Ucrania, si no para todos los estados que aspiren a adherirse, hablamos de la soberanía legítima de cada país".
Estamos en una semana clave para la resolución del conflicto. A la espera de la decisión que tome Vladimir Putin, -que nadie sabe-, las partes se preparan para responder y para la posibilidad de entrar en un periodo de tiempos inciertos.
El jefe de la diplomacia comunitaria, ante la eurocámara, ha advertido de que "lo que ocurra en Ucrania marcará el futuro de la humanidad, todos los seres humanos deberían estar preocupados, porque si de nuevo se impone la ley del más fuerte y un país puede amenazar a otro y atacarlo territorialmente, estaremos echando marcha atrás en la historia". Josep Borrell ha insistido en que es el momento de apoyar a Ucrania, recordando que el gran éxito de la UE es haber renunciado a la guerra como forma de resolver los conflictos.