CUARTO ANIVERSARIO
Los ataques terroristas son "uno de los momentos más difíciles de nuestra historia", afirmó la primera ministra noruega, Erna Solberg, para añadir que el denominado Centro 22 de Julio, que quedará abierto al público, debe servir para "transmitir a las generaciones futuras lo que ocurrió ese día".
La exhibición incluye desde fragmentos de la furgoneta que Breivik hizo estallar ante en el barrio gubernamental de Oslo, donde murieron ocho personas, a la placa policial y uniforme utilizados para la matanza posterior, en la idílica isla de Utøya, con 69 víctimas mortales, en su mayoría adolescentes.
Fue una acción "cobarde y miserable", insistió Solberg.
El Centro 22 de Julio debe ser un lugar "de reflexión", para ayudar a sacar conclusiones y aprender las lecciones de lo ocurrido, añadió la primer ministro.
El centro debe ayudar asimismo a transmitir "aquellos valores que son importantes para nosotros", dijo, como "la defensa de la democracia y la necesidad de plantar cara al odio, la violencia y el terrorismo".
"Se lo debemos a las 77 víctimas inocentes, adultos y adolescentes, que perdieron la vida en ese día terrible", concluyó la jefa del Gobierno, quien comparó la misión de ese centro en Oslo con el que en Nueva York recuerda a los atentados suicidas del 11 de septiembre de 2001.
El doble atentado de Breivik, en prisión con una condena a 21 años de cárcel prorrogables de forma indefinida, fue un mazazo para la sociedad noruega y el peor ataque sufrido por el país en tiempos de paz.
La inauguración de la exhibición se complementará con varios actos solemnes que se desarrollarán a lo largo del día, como un oficio religioso en la catedral de Oslo y una ceremonia en recuerdo de las víctimas de la isla de Utøya, en su mayoría participantes en un campamento de verano de las juventudes socialdemócratas.