MURIERON MÁS DE 1.300 PERSONAS
El Consejo de Seguridad de la ONU fue incapaz de ponerse de acuerdo para pedir formalmente que se lleve a cabo una investigación tras la última denuncia de un ataque químico a las afueras de Damasco en el que según la oposición siria murieron al menos 1.300 personas.
"Puedo decir que hay una gran preocupación entre los miembros por esas alegaciones y un sentimiento generalizado de que hace falta claridad sobre lo ocurrido", aseguró la presidenta del turno del Consejo, la embajadora argentina María Cristina Perceval, después de casi tres horas de reunión a puerta cerrada.
Aunque dijeron apoyar la determinación del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de pedir una investigación imparcial sobre lo ocurrido, los miembros del Consejo no fueron capaz de consensuar una resolución o una declaración presidencial (un documento de menor rango) para pedir formalmente que se estudie ese incidente.
La Coalición Nacional Siria (CNFROS) denunció que al menos 1.300 personas murieron en un ataque con armas químicas por parte del Ejército en los alrededores de Damasco, unas acusaciones que fueron rechazadas casi de forma inmediata por el régimen de Bachar Al Asad.
De esta forma volvió a quedar patente la división en el Consejo de Seguridad sobre el conflicto sirio, después de que Rusia y China se negaran a apoyar una acción de mayor contundencia por parte del máximo órgano de decisión de la ONU, según contaron fuentes diplomáticas a la salida de la reunión.
La embajadora argentina se limitó después a decir que "todos" coincidieron en que de confirmarse el uso de armas químicas por cualquier de las partes y en cualquier circunstancia sería una violación de las leyes internacionales, y en pedir un alto el fuego y el cese de las hostilidades.
A la salida de la reunión el embajador adjunto británico, Phillip Parham, dijo que al menos 35 países enviaron una carta al secretario general, Ban Ki-moom, en la que piden que se lleve a cabo una investigación, pero no quiso entrar en detalles sobre quiénes se opusieron.
Rusia, tradicional aliado del régimen sirio y uno de los cinco miembros permanentes del Consejo que participó en las consultas y con poder de veto, ya había dejado entrever que no facilitaría un movimiento del Consejo después de asegurar desde Moscú que ese ataque se lanzó desde posiciones controladas por los rebeldes.
"En vez de buscar la verdad y pedir que se coopere con los investigadores de la ONU, Rusia y China eligieron una vez más proteger a un gobierno que está masacrando a su propio pueblo", dijo tras la reunión del Consejo de Seguridad el responsable de la organización defensora de derechos humanos "Human Rights Watch" ante Naciones Unidas, Philippe Bolopion.
"Human Rights Watch" aseguró que varios testigos presenciales del ataque a las afueras de Damasco describieron "síntomas y métodos de disparo" propios del uso de armas químicas, por lo que pidieron al régimen de Damasco que permita el acceso inmediato de los inspectores de la ONU presentes en territorio sirio.
A petición de Francia, Reino Unido, Luxemburgo, Corea del Sur y Estados Unidos, el Consejo de Seguridad celebró las consultas en las que el subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson, aseguró que la misión capitaneada por el profesor Ake Sellström está negociando con las autoridades poder investigar ese incidente.
El equipo de expertos está ya sobre el terreno para estudiar tres denuncias previas de uso de armas químicas en Siria, una del régimen y otras dos de diferentes gobiernos occidentales, pero de momento el acceso a la zona del último ataque no es posible debido a la situación de inseguridad, según Eliasson.
"Estamos preparados para investigar y hay que hacerlo lo antes posible", aseguró ante la prensa el subsecretario general, quien añadió que la ONU ya está "en contacto con el Gobierno sirio" y espera que el resto de las partes cooperen "para que se pueda llevar a cabo la investigación".
Horas antes, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que estaba "conmocionado" por las últimas noticias procedentes de Siria y anunció que la misión de expertos liderada por Sellström estaba negociando con las autoridades la posibilidad de investigar el último incidente.
Tanto el régimen de Bachar Al Asad como los insurgentes de la oposición llevan desde hace meses acusándose recíprocamente de haber empleado este tipo de armas durante el conflicto en Siria, uno de los siete países que no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997.