Israel-Hamás
Los médicos de la unidad de neonatos de este hospital de Gaza denuncian que estos niños podrían morir si no llega el combustible necesario.
Han pasado más de dos semanas, concretamente 17 días, de guerra en Oriente Próximo entre Hamás e Israel y continúan los bombardeos sobre Gaza. Israel ha vuelto a atacar esta noche y con más dureza que nunca desde que empezó el conflicto. El grupo terrorista Hamás ha anunciado que han muerto más de 5.000 palestinos estos días. La noche ha sido dura en campos de refugiados, y como no en los hospitales de la región.
Precisamente los médicos de la unidad de neonatos de un hospital han denunciado que los niños podrían morir si se quedan sin electricidad. Pero no solo ellos lo han denunciado, también la ONU, que asegura que peligra seriamente la vida de hasta 130 bebés prematuros en Gaza si no llega el combustible necesario.
Recordamos Israel cortó todo el suministro de agua y combustible a la Franja de Gaza tras el ataque terrorista llevado a cabo por Hamás el 7 de octubre. Obviamente, sin agua ni combustible es cuestión de tiempo que se produzcan más muertes en Gaza.
Desgraciadamente en las guerras los niños son los que más sufren, y Antena 3 Noticias ha hablado hoy con uno de ellos, tiene 13 años y está atrapado en Gaza con su madre y sus tres hermanos, todos son españoles y su padre, médico en Palamós, municipio de Girona, está intentando sacarles de allí.
Con solo 13 años ya está viviendo una guerra, vive junto a su madre y sus tres hermanos en Gaza y él es el mayor. "La verdad es que no tenemos mucho suministro. El agua... cada gota es importante", nos cuenta.
Cuando las bombas se lo permiten, acompaña a su madre al mercado: "Hay muy poca comida. Menos mal que vivimos cerca del mercado y compramos las pocas cosas. Los precios suben muchísimo", aclara. Tanto él como su familia, exceptuando el padre, que es médico en España, tuvieron que abandonar su casa, en el centro de Gaza, y buscar refugio junto a otros familiares: "Con mi madre y mis hermanos... Porque mi padre está fuera intentando sacarnos, trabaja en España", reafirma. Su progenitor se llama Bashir y es jefe del servicio de oftalmología en el hospital de Palamós.
Por otra parte, como cualquier niño quiere jugar, pero no es momento de hacerlo, al menos en la calle: "No, hay muchos bombardeos y es difícil salir. Mi madre no nos deja", señaló mientras se cortó la comunicación con Antena 3, el único teléfono que tienen para toda la familia se quedó sin batería.