ENTRE LOS ASISTENTES, TAMBIÉN FELIPE VI
El expresidente israelí y premio Nobel de la paz Simón Peres ha sido enterrado en Jerusalén en una emotiva ceremonia de estado en la que el presidente de EEUU, Barack Obama, exhortó a los israelíes a recoger el testigo y volver al proceso de paz. "Nuestra presencia aquí es un gesto y un recordatorio de que la paz es un asunto no terminado", proclamó Obama, quien en sólo unas pocas frases atribuyó al difunto que: "el pueblo judío no ha nacido para gobernar a otro pueblo".
"Peres me dijo una vez que, desde su creación, el pueblo judío ha estado contra esclavos y amos (...) y que los palestinos deben ser tratados de igual a igual, porque ese era su sentido de justicia", declaró antes de pasar a describir el legado de un "soñador" que describió como "el último de los líderes de la generación de los fundadores". "Soy el décimo presidente desde John F. Kennedy que sucumbe a sus encantos", afirmó Obama en su discurso, el último de diez en una ceremonia que duró aproximadamente dos horas y en la que el féretro estuvo cubierto en todo momento con la bandera de Israel y arropado en el horizonte por el cielo azul de Jerusalén.
Gran representación de líderes mundiales
Bajo un toldo blanco en una colina de Jerusalén, antiguos amigos y viejos adversarios se han sentado hombro con hombro y decenas de líderes mundiales y cientos de dignatarios se han congregado en el cementerio del Monte Herzl de Jerusalén, algunos abrazándose de forma calurosa, otros saludándose con más cautela, uno o dos intentando dejar de lado brevemente las diferencias que les separan.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su esposa, Sara, han estrechado las manos e intercambiado unas breves palabras con el presidente palestino, Mahmud Abbas, quien ha sonreído, en la primera vez que los líderes rivales se ven en Jerusalén desde 2010."Mucho tiempo, mucho tiempo", ha comentado Abbas. Netanyahu, que ha acusado repetidamente al presidente palestino de incitar a la violencia y el odio hacia los israelíes, le ha agradecido que haya acudido, afirmando: "es algo que aprecio mucho en nombre de nuestro pueblo".
Poco después, Abbas ha tomado asiento en primera fila entre el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, sirviendo él mismo de separación entre dos dirigentes que mantienen posturas enfrentadas respecto al futuro de Europa.
Por su parte, Obama ha llegado con una gran delegación. Ha besado a Abbas en ambas mejillas y ha estrechado las manos a los familiares de Peres, así como con otros líderes y altos cargos, antes de quedarse en pie en silencio junto a Netanyhau, con el que desde hace tiempo mantiene una tensa relación. A unos pocos pasos, miembros de la familia de Peres --hijos, hijas, nietos y biznietos-- limpiaban las lágrimas de sus ojos, ocultos detrás de gafas de sol.
Unas filas más atrás, el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, conocido por sus meteduras de pata verbales, ha guardado distancias. En un artículo escrito poco después de que Reino Unido votara a favor de dejar la UE en junio, Johnson sugirió que el hecho de que Obama tenga antepasados kenianos le pone en contra de Reino Unido, la antigua potencia colonial, unas afirmaciones que sus detractores consideraron llenas de racismo.
Por motivos de protocolo, los ex primeros ministros británicos Tony Blair y David Cameron no estaban en primera fila, pero se han sentado uno junto al otro, junto al rabino jefe de Israel, y han conversado y posado para fotos, dejando de lado las diferencias políticas que pudieran haber tenido debido a su pertenencia a los dos grandes partidos. En la ceremonia también ha estado presente el Rey de España, Felipe VI.
En primera fila, el presidente francés, Francois Hollande, ha escuchado estoicamente los eulogios del expresidente estadounidense Bill Clinton, Netanyahu, Obama y el presidente israelí, Reuven Rivlin, prestando poca atención a su predecesor y potencial rival en 2017, Nicolas Sarkozy, sentado una fila más atrás. Bill Clinton es muy estimado en Israel y decenas de personas le han saludado con amplias sonrisas. Este se ha movido pasando entre la multitud, agradeciendo la atención. El jueves, acudió junto al féretro de Peres en la capilla ardiente instalada en el Parlamento y lloró a su antiguo amigo, con el que trabajó durante años en un intento fallido por alcanzar una paz definitiva entre israelíes y palestinos.
Netanyahu y Peres, que murió el miércoles a los 93 años, representaban a bandos opuestos en el espectro político y pasaron años abiertamente enfrentados, especialmente en lo relativo a la paz con los palestinos, a la que el segundo era más favorable que el primero. Aunque ha reconocido estas diferencias, Netanyahu se ha esforzado en decir que él y Peres mantenían un mejor entendimiento en los últimos años y ha subrayado ese mensaje en su intervención, en la que ha alabado a su otrora rival.
"Israel llora por él, el mundo llora por él, pero encontramos esperanza en su legado, como lo hace el mundo", ha sostenido Netanyahu, que derrotó a Peres por unos 30.000 votos en las elecciones de 1996, lo que marcó su ascenso al poder. "No es ningún secreto que Shimon y yo fuimos rivales políticos, pero con los años nos convertimos en amigos, incluso buenos amigos", ha asegurado.