CONVENCIÓN DEMÓCRATA
El presidente de EEUU, Barack Obama, cerró en esta Convención Demócrata un ciclo con un discurso patriota sobre los valores que hacen único y grande al país, en el que apeló también al voto republicano al considerar a Donald Trump como el prototipo de lo que significa ser antiestadounidense. Exactamente 12 años después de su intervención del 27 de julio de 2004 ante la Convención Demócrata de Boston, Obama recuperó el tono y la filosofía de ese discurso, que significó el punto de partida de su carrera hacia la Casa Blanca. Esperanza, unidad y optimismo ante el futuro.
Eso necesitan todos los estadounidenses, conservadores y progresistas, y para ello deben votar en noviembre por la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, según argumentó Obama en su discurso de apoyo a la que fue su secretaria de Estado y rival en la campaña de 2008. "Estados Unidos ya es grande y ya es fuerte. Y les prometo que nuestra fuerza, nuestra grandeza, no dependen de Donald Trump", aseguró el gobernante.
Obama citó también al expresidente republicano Ronald Reagan y su definición de EEUU como "una ciudad brillante en una colina". Y ahora Trump tilda al país de "escena del crimen dividida que solamente él puede arreglar", y únicamente ofrece "consignas y miedo", comparó. De hecho, la intervención de Obama la podría haber pronunciado el mismo Reagan, según comentó en Twitter John Podhoretz, que escribió discursos para el expresidente y es ahora editor de una revista conservadora. Asimismo, Obama quiso dejar claro que el país que él conoce y observa cada día está "lleno de coraje, optimismo e ingenuidad", y es, además, "decente y generoso".
Es cierto que "estamos frustrados con la paralización política y preocupados por las divisiones raciales. Tenemos el desafío de hacerlo mejor, de ser mejores. Pero cuando he viajado por el país, por los 50 estados, mientras me he alegrado y lamentado con ustedes, lo que también he visto, más que nada, es lo que está bien en Estados Unidos", resumió. También es verdad que el país "ha cambiado" con el paso de los años, pero "los valores que mis abuelos me enseñaron no se han ido a ningún lado. Son más fuertes que nunca, todavía mantenidos por personas de todos los partidos, razas y religiones. Viven en cada uno de nosotros", destacó Obama.
Por eso, el presidente anticipó que cualquiera que amenace esos valores, ya sean "fascistas, comunistas, yihadistas o demagogos caseros", siempre "fracasará". Con esa y otras frases como la de que "el sueño americano es algo que ningún muro va a detener", en alusión al que promete construir Trump en la frontera con México, Obama pintó al magnate, quien siempre ha puesto en duda que el presidente haya nacido en EEUU, como el verdadero antiestadounidense.
"No tememos al futuro", sino que "le damos forma, lo abrazamos, como una sola persona, más fuertes juntos que cada uno por su lado", subrayó Obama. Eso lo sabe Clinton, "luchadora, estadista, madre, abuela, servidora pública y patriota", y ese es el tipo de país "por el que ella está luchando", agregó el mandatario. Y, para las elecciones de noviembre, es necesario "rechazar el cinismo, el miedo, para sacar lo mejor de nosotros, elegir a Hillary Clinton como próxima presidenta de EEUU y mostrar al mundo que todavía creemos en la promesa de esta gran nación", concluyó.
Obama será recordado como un presidente que "defendió elocuentemente los preceptos fundadores del país", incluso cuando los ha usado para "ampliar la definición de lo que significa ser estadounidense", afirma hoy el diario The New York Times en un editorial. Su abrazo de anoche con Clinton fue la demostración de que el presidente confía ahora en ella como heredera de su legado y de la tarea de defensa de esos valores.