TRAS LA DERROTA EN LAS LEGISLATIVAS
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tendió este miércoles la mano a los republicanos de cara a una "colaboración para el progreso" del país, tras estimar que la frustración popular con la lentitud de la implantación de sus reformas ha sido el factor clave en la derrota de los demócratas en los comicios legislativos.
En su primera comparecencia pública tras la publicación de los resultados, Obama aseguró que no permitirá que ninguno de los dos partidos dicte la política a seguir en el país, ni dejará que los republicanos deshagan a su antojo las reformas puestas en práctica desde su llegada al poder.
"La votación confirma que la gente está frustrada con el ritmo de la recuperación económica, y asumo la responsabilidad por ello", indicó el presidente, quien eludió achacar el fracaso de los comicios a su arriesgado programa de reformas.
Por contra, opinó que su administración no ha sido del todo capaz de convencer al pueblo estadounidense de la inevitable lentitud con la que se realizan los cambios en Estados Unidos.
"No hay duda de que la primera preocupación es la economía, donde no hemos hecho el progreso suficiente. El mensaje que percibo es que todo el mundo quiere que la gente de Washington trabaje más duro, con más responsabilidad", indicó Obama en relación a las protestas organizadas contra el Congreso y contra el aumento de las competencias del Gobierno durante los últimos meses.
"Entiendo que la gente haya terminado creyendo que el Gobierno es más intrusista de lo que era en un principio. Creímos que era necesario. Entiendo a esa gente", indicó Obama, para el que, no obstante, "lo más duro ha sido contemplar cómo funcionarios públicos absolutamente extraordinarios no podrán servir a los estadounidenses".
"Gané en 2008", recordó el presidente, "porque creo que la gente estaba segura de que cambiaríamos rápidamente la forma en la que se hacen las cosas en Washington. Ahora la gente cree que nada ha cambiado. Asumo la responsabilidad de no haber avanzado lo suficiente en estos frentes".
A pesar de este revés, Obama aseguró extraer de estos comicios el mensaje de que "ningún partido podrá dictar por sí sólo el destino del país". "Ningun partido tiene el monopolio de la sabiduría", aseveró el presidente, quien advirtió soterradamente de que los republicanos tendrán problemas si desean rebatir sus reformas puestas en marcha desde la llegada a la Casa Blanca en 2008.
"Ambos partidos malinterpretaríamos las elecciones si nos pusieramos a discutir lo que ha sucedido los dos últimos años", aseguró. "Quiero ver qué propuestas tienen, quiero que me lo digan a mí, quiero ver si ese recorte de impuestos que proponen es suficiente", añadió.
No obstante, y en términos generales, Obama no pudo ocultar su decepción con el resultado de los comicios. "Me siento mal. Ha sido una larga noche para mí. Algunas elecciones son extraordinarias... otras hacen que seas humilde", indicó. "Estoy reflexionando mucho. Vamos a tener que trabajar mucho mejor", opinó.
El presidente añadió que ya se ha puesto en contacto con el futuro presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, y el nuevo líder de la mayoría republicana en la Cámara, Eric Cantor, para emprender una ronda de conversaciones de acercamiento con objeto de "realizar progresos a corto plazo" con la economía estadounidense -comercio exterior y creación de empleos e industria de energías renovables- como temas centrales.
En estas conversaciones, Obama trasladará a la nueva cámara el mensaje de que el "desafío más importante al que se enfrenta el país no es una carrera entre partidos, sino entre América y el resto del mundo", una cuestión para la que no existen "soluciones fáciles o lemas de pegatinas". "Creo que hay esperanza de civismo, de progreso, porque somos una nación que ha regresado de lugares mucho más duros del que nos encontramos ahora", indicó.