Elecciones Francia
La alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular obtiene el mayor número de escaños en las elecciones parlamentarias, pero no alcanzaría la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de Francia.
Sorpresa en Francia. Contra todo pronóstico, la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular ha logrado frenar el avance de la ultraderecha de Marine Le Pen. "El Nuevo Frente Popular (NFP) está listo para gobernar", aseguró este domingo el protagonista de la noche, Jean-Luc Mélenchon. La alianza progresista ha logrado 182 escaños. El Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen, que se ganó en la primera vuelta, cae hasta la tercera posición con 143 diputados. Además, la coalición macronista Ensamble (Juntos) consigue168 parlamentarios.
Tras estos resultados, la gobernabilidad no será fácil en la Asamblea Nacional. Pese a la primera vuelta, el cordón sanitario a la ultraderecha ha funcionado en Francia. El NFP necesitará el apoyo de la coalición del presidente Emmanuel Macron para llegar a los 289 diputados que dan la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Además, una hora y media después de las encuestas, el primer ministro francés, Gabriel Attal, compareció y anunció su dimisión. "Esta disolución no la elegí y me negué a someterme a ella", explicó. Esas cifras suponen una sorpresa después de que la ultraderecha ganó de forma holgada la primera vuelta, con el 33,15% de los votos, y seguía en cabeza en los sondeos y en las últimas proyecciones de escaños que se divulgaron hasta el viernes, último día de la campaña.
Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical francesa, ha exigido a Emmanuel Macron el nombramiento de un primer ministro de la alianza de izquierdas.
Estas declaraciones se han expuesto en un discurso pronunciado frente centenares de personas reunidas en París a la espera de celebrar la victoria de la izquierda.
Mélenchon ha celebrado tanto la caída de la extrema derecha como la de Macron, al que le ha pedido que "no intente escapar de esa derrota con subterfugios".
A su vez, el líder político ha recalcado que rechazará entrar en negociaciones con la coalición de Macron: "Tiene que aplicar su programa y solo su programa". Además, consideró que el nuevo Ejecutivo tiene que aplicar su programa "por decreto", con medidas como la derogación de la reforma de las pensiones aprobada el año pasado por Macron, introducir el bloqueo de los precios de algunos productos y subir el salario mínimo.
El Partido Socialista, siguiendo la misma línea que el Nuevo Frente Popular, ha advertido acerca de que no tolerarán ninguna "coalición de contrarios que vaya a traicionar el voto de los franceses y prolongar las políticas macronistas".
Olivier Faure, secretario general, ha expresado que Francia "merecía más que la alternativa entre neoliberalismo y fascismo".
François Hollande, expresidente socialista, ha remarcado que, a pesar de que la izquierda haya acabado en primera posición, no cuenta con mayoría absoluta, por lo que debe mostrar responsabilidad a la hora de aplicar su programa y tranquilizar la situación después de la fractura de la campaña.
El discurso se ha desarrollado en su feudo de Corrèze, lugar en el que fue elegido diputado en la segunda vuelta de las legislativas.
Hollande ha destacado que este resultado tan favorable y que tanta "satisfacción" les ha generado, se ha alcanzado gracias a la participación y contribución "de gente que no es de izquierda".
Ahora, la izquierda deberá "cumplir su papel" para "ejercer toda la presión necesaria", y alcanzar el bloqueo de los precios del gas, el aumento del salario mínimo, la anulación de la reforma de las pensiones o el restablecimiento del impuesto sobre la fortuna.
A su vez, el expresidente ha insistido en que la izquierda deberá "traer calma" y tener en cuenta las dificultades expuestas por los franceses.
Jordan Bardella, candidato a primer ministro por la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), ha acusado a Emmanuel Macron, actual presidente de Francia, de lanzar al país a "los brazos de la extrema izquierda de Mélenchon".
El candidato, que quedó tercero en las elecciones francesas, ha tildado las relaciones de Macron con la izquierda del país como "la alianza del deshonor", culpándolas de privar a los franceses "del enderezamiento político que habían escogido" en la primera vuelta.
Los sondeos posicionaban a Bardella durante la primera vuelta como el favorito a la hora de ganar las elecciones a primer ministro, con un 33,3 %. Además, su partido consiguió vencer en las elecciones europeas celebradas el 9 de junio con un resultado semejante.
Sin embargo, el político de 28 años se aleja cada vez más de la presidencia, situación de la que culpa a "la desinformación" y a "las caricaturas" que los medios han hecho de su partido.
Finalmente, el candidato ha dejado claro que su partido se posicionará en contra de la ecología punitiva y la confiscación de la soberanía nacional.
Marine Le Pen, líder de la ultraderecha francesa, ha lamentado los resultados de su partido en las elecciones. Aun así, considera que lo acontecido hoy en las urnas se trata de "una victoria en diferido" que "pone los cimientos de la victoria futura".
Le Pen ha recordado que los apoyos a su partido se han duplicado "pese a tener a todos en contra, incluida a la prensa, que ha tomado partido en esta campaña".
La Agrupación Nacional (RN) es el primer partido en Francia si no se tuviesen en cuenta las alianzas. Ejemplo de esta situación sería que en "decenas de circunscripciones" se quedaron a uno o dos puntos de la victoria.
"La marea sube, no lo suficiente esta vez, pero sigue subiendo", ha advertido la ultraderechista.
Edouard Philippe, ex primer ministro francés perteneciente al partido político Horizons, ha acusado a Macron de amenazar la seguridad del país con la disolución de la Asamblea Nacional. También ha solicitado la creación de un Gobierno "provisional" en el que se excluya a la extrema derecha de Le Pen y a la extrema izquierda de Mélenchon.
Teniendo en cuenta que ningún partido ha alcanzado la mayoría suficiente, Philippe ha aconsejado que se llegue a un acuerdo de Estado que formará un Gobierno que "no será duradero, pero permitirá gestionar el país".
Aun así, "Francia necesita un proyecto coherente, de largo plazo", y Philippe ha asegurado sentirse "listo" para liderarlo.
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