UNA CASA CONVERTIDA EN HOSPITAL CLANDESTINO
El trabajo de los médicos es cada día más difícil. No llegan medicamentos, ni sangre para transfusiones, tampoco tienen material quirurgico. Pese a las circunstancias, un grupo de Médicos sin Fronteras lleva dos meses atendiendo a víctimas del conflicto. En unos días convirtieron una casa en un hospital clandestino. 12 camas, una sala de emergencias y un quirófano les basta para salvar vidas, o al menos para intentarlo.
7 médicos franceses y 50 voluntarios sirios trabajan en este hospital improvisado. Desde el 22 de junio han atendido a más de 300 personas, y han hecho más de 150 operaciones, la mayoría de urgencia. Según los médicos que han colaborado allí, casi todos los que acuden son hombres con heridas por explosiones de bombas o disparos de tanques.
El futuro de esta misión es incierto. Saben que el régimen de Bashar el Asad no los quiere allí, pero continuarán hasta que sean desalojados.