[[RELATEDDeclara que actuó en solitarioActos "atroces pero necesarios"La isla se convirtió en una ratonera[[/RELATED Cientos de personas han acudido a la celebración en la catedral de Oslo de una misa en memoria de las al menos 76 víctimas mortales del doble atentado del viernes en Oslo y en el campamento juvenil de la vecina isla de Utoya. "He venido aquí porque una de mis alumnas, una fantástica activista política de 21 años a la que yo conocía bien, murió asesinada en Utoya", visiblemente emocionado el profesor de Derecho de la Universidad de Oslo, Mads Andenas, que guardaba su turno en la fila de acceso al templo. Su sobrina también estaba en el campamento de la juventudes socialdemócratas, en el que se encontraban 560 personas cuando se produjo el salvaje tiroteo que acabó con la vida de al menos 68 personas, en su mayoría menores de 20 años. "Pero consiguió escapar indemne", acertó a decir Andenas antes de que se le quebrase la voz y comenzase a llorar. En un país pequeño, de apenas cinco millones de habitantes y gran parte concentrada en Oslo y sus alrededores, muchas personas han sentido muy de cerca la doble masacre. Freddy Fensen, vecino de la cercana localidad de Moss, aseguró desde la fila que una amiga de su hija estaba en Utoya, "pero consiguió escapar... por suerte". La familia real noruega, en el funeralA la homilía han asistido entre otros el rey Harald y el primer ministro de Noruega Jens Stoltenberg, que ha declarado que los sucesos acontecidos "representan una tragedia nacional". Pese a la dimensión de la tragedia, la mayor desde la II Guerra Mundial según el primer ministro del país, Jens Stoltenberg, la tranquilidad reinaba este domingo en Oslo, tan sólo dos días después del doble atentado. La multitud de noruegos que se ha acercado al templo -para asistir al servicio religioso, depositar flores y velas frente a la entrada- se comporta, en medio de un denso silencio, de manera extremadamente correcta y ordenada. El viernes por la tarde un potente artefacto estalló frente al Ministerio de Petróleo y Energía -lo que causó siete muertos- y luego un hombre disfrazado de policía entró en el campamento de Utoya y disparó indiscriminadamente contra los jóvenes durante hora y media. La policía ha detenido a un único sospechoso por el momento, un noruego de 32 años llamado Anders Behring Breivik y de posturas ultraderechistas y fundamentalistas cristianas, que ya se ha confesado autor de los dos ataques.