SE HABLA DE COMPLETA DESTRUCCIÓN
Los 3.000 habitantes de la localidad de West han vivido la noche más larga y angustiosa de sus vidas. Entre ellos, los más débiles, y por lo tanto también los más afectados, son 130 ancianos que residen en el edificio más cercano a la planta de fertilizantes cuya explosión ha causado entre 5 y 15 muertos y más de 160 heridos. El centro de mayores se encuentra a apenas 300 metros.
"Sentí la explosion y salí corriendo. Fue cuando vi el centro de mayores, destrozado", ha dicho uno de los testigos. "Había gente en silla de ruedas atrapada en sus habitaciones, sin luz", contaba otro. Y entre los ancianos, una mujer ha contado: "Es lo peor que me ha pasado en la vida; el techo, todo, se vino abajo".
Voluntarios y bomberos centran sus esfuerzos en rescatar a los ancianos. Algunos están desaparecidos. "Espero noticias sobre mi madre. Vive ahí, y no se nada de ella", ha dicho una mujer.
La onda expansiva ha destrozado decenas de viviendas en un radio de cinco manzanas. La mayoría de los heridos presentan cortes, fracturas y contusiones. El estadio local se ha convertido en una improvisada sala de urgencias. Los más graves han sido derivados a hospitales. El resto de vecinos ha pasado la noche en centros de acogida.
Sin embargo, muchos residentes de West se han quedado sin nada. Los primeros reporteros que han accedido a la zona hablan de completa destrucción. Todavía persiste el miedo a que estalle un segundo tanque.