Croacia
Lo hechos han ocurrido cerca de la ciudad croata de Zadar. Se sospecha que un individuo le habría ayudado al menor a transportar el dispositivo, por lo que ya ha sido detenido.
Un niño de 9 años ha fallecido tras la explosión de un artefacto cerca de la ciudad de Zadar, en Croacia. También han resultado heridas tres personas y por el momento hay un detenido, sobre el que se sospecha que pudo haber transportado el dispositivo en su vehículo.
Tanto el fallecido como los heridos y el arrestado son de origen checo.
Según informaciones del departamento de Policía de Zadar, citadas por la agencia de noticias 'EFE', el hombre entró con el menor en un campo de entrenamiento militar. Los dos iban acompañados por familiares y amigos en una zona señalada como peligrosa. Sin embargo, no atendieron a las precauciones que aparecían anunciadas en croata y en inglés.
Durante la visita el menor encontró un artefacto explosivo. Lo cogió y lo llevó hasta el coche con el que viajaba junto a su familia.
A través de un comunicado difundido por las autoridades croatas, se conoció que el turismo empezó a averiarse mientras circulaba por una carretera comarcal. Se detuvo y en ese momento, el menor retiró el artefacto del vehículo aunque "acabó activándose", como explican las mismas fuentes.
El niño de 9 años murió en el acto. Por otro lado, dos mujeres de 49 y 34 años resultaron heridas al igual que un hombre de 39 años. Todos ellos fueron trasladados de urgencia hasta el Hospital General de Zadar.
El detenido de 46 años podría someterse ahora a un juicio por la vía penal. En estos momentos hay abierta una investigación en las inmediaciones de la explosión que pretende determinar de qué dispositivo se trataba y su método de activación.
En la tarde de este jueves conocimos que un "incidente de seguridad" hizo que se cerrarse por completo el aeropuerto de Ibiza. Quedó suspendido todo el tráfico aéreo porque, tal y como compartieron varios pasajeros de un vuelo de la compañía Ryanair que partía hacia Bérgamo-Milan, se había dado un aviso de bomba en el interior del avión.
Varios vuelos se desviaron así a aeropuertos alternativos en un principio. Más tarde se confirmó que era una falsa amenaza de bomba, por lo que el tráfico aéreo volvió a la normalidad.
Parecía ser que los hechos habían tenido lugar antes de que despegase el avión, que estaba en la pista del aeropuerto. La Guardia Civil inspeccionaba la zona para confirma qué estaba ocurriendo. Un pasajero, que aparentemente estaba bajo los efectos del alcohol, manifestó haber llevado una bomba por lo que el avión volvió a Ibiza. Más tarde intervino el grupo de desactivación de explosivos de la Guardia Civil, el GEDEX, y se comprobó que la alarma era totalmente falsa. Se detuvo así al pasajero que dio las alarmas.
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