CUENTA SU VERSIÓN
El pasado 24 de diciembre cientos de niños llamaban al Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) para conocer más información acerca del paradero de Santa Claus.
Entre los interlocutores que contestaban las llamadas de los más pequeños estaban Donald y Melania Trump, algo que a los niños les hacía especial ilusión porque, ¿quién mejor que el presidente de Estados Unidos para saber el paradero de Santa Claus? Esto es, al menos, lo que pensó Lloyd, una joven de siete años que llamó interesada en saber la ubicación exacta de Papá Noel.
Cuando alguien descolgó el teléfono y le preguntaron si quería hablar con el presidente Donald Trump, Lloyd se emocionó. Se sentó en la cocina y esperó durante seis minutos a que su llamada fuera atendida por Trump. "Tiene mucho que hacer en Nochebuena", aseguró la pequeña. Entonces una voz respondió al teléfono: era el presidente de Estados Unidos.
Tras varias preguntas acerca del colegio y de su edad, Donald Trump le preguntó a la niña si seguía creyendo en Santa Claus, a lo que ella respondió muy segura que sí. Fue entonces cuando llegó la pregunta que generó polémica y que ha ocupado un espacio en todos los medios del país: "¿A los siete años eso es marginal, ¿verdad?", le dijo Trump acerca de su fe en Papá Noel.
Ella no sabía qué significaba la palabra 'marginal' y por ello solo contestó con un "sí, señor".
Tras esa pequeña conversación, Lloyd no llegó a saber el paradero de Santa Claus, pero al menos se alegró de haber podido conversar con el líder de su nación: "Yo estaba como 'guau'. Me sorprendió", dice la joven.
Después de la conversación, Lloyd se sentó en la cocina con sus padres, su hermana de diez años, su hermano de cinco y un amigo. Entonces comenzó a hacerse preguntas acerca de la familia de Donald Trump y los planes del presidente para Nochebuena.
Si alguna vez tuviera la oportunidad de volver a hablar con el presidente le preguntaría sobre su familia, asegura la joven, que se ha quedado al margen de la polémica que surgió a raíz de su llamada.
Esa misma noche Lloyd y sus hermanos dejaron galletas y leche para Santa Claus y a la mañana siguiente había muchos regalos bajo el árbol. Santa es real después de todo, aseguró la joven.