DUROS TESTIMONIOS DE VÍCTIMAS DEL DAESH
Marwa Khedr tenía solo diez años cuando miembros del Daesh invadieron su aldea en la región de Sinjar (Irak) y reunieron a todas las familias a punta de pistola. Los hombres del poblado fueron enterrados vivos en una fosa común, mientras que las mujeres y los niños fueron llevados a una ciudad cercana en el norte del país, donde fueron divididos por edad.
Los más preciados eran los que tenían entre 10 y 20 años. Este grupo incluía a Marwa, un miembro de la religión minoritaria perseguida Yazidi. Ella había cumplido diez años poco antes de los terribles hechos de agosto de 2014.
Según publica Daily Mail, su tía Mahdya, que acaba de escapar de Baghuz, el último bastión del Daesh, dijo que la última vez que vio a su sobrina, estaba acorralada por otras personas en un mercado cercano a Hardan. Meses después, una amiga le dijo que había vuelto a ver a Marwa y que estaba embarazada, a pesar de su corta edad, un signo de la barbarie infligida por el Daesh.
"Hay muchas chicas como ella", dijo Ziad Avdal, una ex maestra que dirige casas de seguridad para los Yazidis que se escapan. "No solo es terrible que esté embarazada, estas niñas pueden haber sido violadas por 100 hombres antes de quedar embarazadas", lamenta.
Mahdya, de 29 años, quien huyó de Baghuz con sus dos hijas de ocho y nueve años, fue una de las casi 6.500 yazidis secuestradas por los miembros del Daesh. Cuenta que fue vendida con frecuencia, agredida, obligada a casarse varias veces, y amenazada con la violación a sus hijas.