EN SUECIA
Los médicos explican que este gran éxito se ha conseguido después de 10 años de intentos y de investigaciones.
Jhon tiene dos años y es un niño milagro porque su madre nació sin útero. El pequeño fue gestado gracias a la matriz de su abuela. La mujer, de 53 años, donó el órgano reproductor a su hija para que pudiera concebir. El trasplante ha unido así a tres generaciones.
Emilie, la recién madre, sabía que no podía quedarse embarazada y esta técnica suponía una pequeña posibilidad. Marie, su madre, consideró que con sus años ya no iba a ser madre y podía así dar una oportunidad a su hija.
Emilie tuvo dos rechazos, pero fueron leves, y tuvo que esperar un año para quedarse embarazada por fertilización in vitro.
Mats Brannstrom, médico del Hospital Universitario de Sahlgrenska de Gotemburgo, ha explicado cómo resultó una ventaja el que la madre e hija compartieran información genética, algo que habría reducido el riesgo de rechazo. El proceso fue bien y tras nueve meses de embarazo nació Jhon por cesárea.
Emilie es una de las cinco mujeres que han sido madres en Suecia gracias a un trasplante de útero. El órgano, sin embargo, no es permanente; la matriz se retira después ya que los fuertes medicamentos que las pacientes usan para evitar el rechazo son peligroso a largo plazo.