UNA IRAQUÍ Y UN CONGOLEÑO
La ceremonia, que ha estado presidida por la familia real noruega, ha sido muy emotiva. Sobre todo para Nadia Murad que ,a sus 25 años, es la segunda ganadora más joven del Nobel de la Paz, después de la paquistaní Malala Yousafzai, que lo logró a los 17 años en 2014. Perteneciente a los yazidíes, una minoría religiosa de etnia kurda asentada en el norte de Irak, Murad fue secuestrada junto a miles de jóvenes por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), que pretendía exterminar a esa etnia y usaba a sus mujeres como esclavas sexuales, pero logró huir a los tres meses de su cautiverio.
Si Mukwege ha dedicado su vida a defender a las víctimas de la violencia sexual en tiempo de guerra, Murad es "el testigo que cuenta los abusos perpetrados contra ella y contra otros".
El programa se completará por la tarde con la procesión con antorchas que finaliza delante del hotel donde residen los premiados y un banquete al que acudirán los miembros del Comité Nobel Noruego y los reyes y príncipes herederos de este país.
Ambos compartirán los 9 millones de coronas noruegas (970.000 euros; 1,02 millones de dólares) con que está dotado el premio, al igual que el resto de los Nobel.
El de la Paz es el único de los Nobel que no se otorga ni entrega en Estocolmo, a diferencia de los otros cinco galardones, sino en Oslo, por deseo expreso de Alfred Nobel, creador de los premios, ya que en su época Noruega formaba parte del Reino de Suecia.