HISTÓRICAS ELECCIONES EN ARABIA SAUDÍ
"Estamos haciendo muchos nuevos ajustes con la participación de mujeres en el consejo. Sin embargo, no pondremos en compromiso los límites religiosos", ha dicho, subrayando que "las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, pero no habrá reuniones mixtas".
Los resultados finales muestran que un total de 21 mujeres han conseguido hacerse con un escaño, en unas históricas elecciones en las que las mujeres pudieron votar y presentarse por primera vez, según ha informado el diario local 'Saudi Gazette'.
Las últimas elecciones municipales en Arabia Saudí se celebraron en 2011 y ya entonces el anterior monarca, Abdulá, anunció que en las siguientes las mujeres podrían votar y ser candidatas citando "un rechazo a marginar el papel de la mujer en la sociedad saudí".
Su sucesor, el rey Salman, ha mantenido esta decisión. A pesar del avance, el voto femenino todavía está sometido a numerosas dificultades en Arabia Saudí. Para las elecciones hay ahora mismo 130.600 mujeres registradas para depositar su voto, un número que palidece con el 1.300.000 hombres listados, debido sobre todo a la falta de conocimiento sobre el proceso electoral en la población femenina.
Además, las dificultades de transporte -las mujeres saudíes no tienen permiso para conducir- causaron problemas adicionales en las tareas de registro. A ello hay que añadir las limitaciones comunes a todos los candidatos, que no pueden emplear ni mezquitas ni edificios públicos, escuelas o centros deportivos para hacer campaña.
El uso de logotipos o eslóganes oficiales, símbolos religiosos, históricos o tribales tampoco están permitidos. Arabia Saudí es uno de los países en los que los derechos de las mujeres están más coartados.
Según Amnistía Internacional, "sufren una discriminación sistemática en la ley y en la práctica" pese a los "pequeños pasos hacia delante" dados, como el que se les haya autorizado a votar.
En este sentido, Human Rights Watch (HRW) ha apuntado que las mujeres saudíes han hecho frente a problemas para demostrar su identidad y su residencia -debido a que habitualmente no tienen a su nombre las casas o las facturas-, al tiempo que ha recordado que sufren mayores dificultades que los hombres a la hora de conseguir los documentos necesarios.