EN REINO UNIDO

Una mujer se queda parcialmente ciega por una infección tras meterse en una piscina con las lentillas

La mujer perdió la vista debido a una bacteria que le provocó una úlcera en el ojo y la ha recuperado parcialmente gracias a un trasplante de córnea.

Emma Jenkins, una madre de 39 años de Bournemouth, estaba de vacaciones en un parque de caravanas en Escocia cuando se dio un chapuzón en la piscina del hotel sin quitarse las lentillas. De regreso a casa una semana después, comenzó a sufrir de dolor severo en su ojo izquierdo.

Emma fue a ver a su médico de cabecera, pero sólo tres días después perdió la vista debido a una bacteria microscópica que le provocó una úlcera que le destruyó la córnea. "No tenía ni idea de que usar lentillas en la piscina era tan arriesgado", explica la mujer a 'The Scotthish Sun'.

La afectada, que se dejó las lentillas para poder ver dentro del agua, asegura que sólo estuvo nadando unos 20 minutos y, cuando salió del agua, ya tenía el ojo izquierdo muy irritado. Durante los días siguientes, Emma sufrió dolores de cabeza y visión borrosa, pero decidió esperar hasta que llegar a casa para buscar ayuda médica para no fastidiar las vacaciones de la familia.

Cuando fue al médico, la remitieron a la unidad de víctimas oculares del Royal Bournemouth Hospital, donde le diagnosticaron uveítis anterior -una inflamación de la capa media del ojo- y le administraron gotas de esteroides. "Estaba usando las gotas, pero tres días después, perdí la visión de mi ojo izquierdo, ya que las bacterias se habían multiplicado muy rápidamente", describe Emma.

No obstante, al pesar del dolor, la mujer nunca perdió la calma y pensó que se trataba de una infección muy grave que se resolvería. En el médico le diagnosticaron queratitis microbiana y edema microquístico en la córnea, lo que significa que tenía la córnea hinchada e infectada que le causaba una úlcera que le cubría todo el iris. Por ello, estuvo ingresada durante cinco días y le suministraban gotas cada hora, pero no funcionó. Para entonces, la afección había causado cicatrices de espesor total en el ojo izquierdo de Emma, lo que significaba que sólo podía ver el movimiento y la luz.

Al año siguiente, la visión de Emma se deterioró aún más. En abril de 2016, sin embargo, se le dijo que sería una candidata adecuada para un trasplante de córnea en el que el tejido dañado es removido y reemplazado por tejido sano de un donante."La lista de espera no es muy larga, ya que la córnea no necesita ser compatible como otros órganos, pero es una operación muy inusual, ya que se está despierto todo el tiempo y se realiza bajo anestesia local", señala ella misma, y recuerda que una enfermera le dio la mano para que se la apretara si sentía dolor.

Desde entonces, su visión ha mejorado mucho, aunque no puede ver totalmente bien como antes de la infección: "Antes era como mirar a través de una gran nube hinchada y ahora puedo ver cosas pero no están perfectamente enfocadas".

Más sobre este tema: