Salud
Jaqueline Gmack, de tan solo 31 años, desarrolló el síndrome de Stevens-Johnson, el cual le supuso graves consecuencias para la salud.
Es una historia muy impactante la que ha sufrido Jaqueline Gmack. Esta joven de 31 años quedó en coma durante 17 días, con numerosos efectos adversos como descamación de la piel en todo el cuerpo, tal y como precisa 'The Sun', tras tomar ibuprofeno para intentar relajar los calambres menstruales.
Al perecer, la joven tomó el medicamento como hacía habitualmente en este tipo de ocasiones. Sin embargo, esta vez comenzó a sentir una leve picazón en el ojo al cabo de 48 horas. Al día siguiente, según el medio citado, se despertó con ampollas de sangre dentro de la boca, por lo que acudió inmediatamente al hospital, donde lejos de mejorar, su estado empeoró más. Su evolución llegó a tal gravedad, que su cara quedó totalmente recubierta de ampollas y le resultaba prácticamente imposible ver.
Tras esto, el siguiente recuerdo de Jaqueline es el de despertar de un coma inducido de 1 días, algo que habría sido provocado por la reacción del cuerpo al medicamento. "Fue como si me hubieran quemado de adentro hacia afuera", explicaba Jaqueline, de Papanduva, Brasil, precisa el diario.
La joven no sabía lo que le había pasado cuando despertó. Explica que "noté que todo mi cuerpo estaba vendado, mi visión estaba completamente borrosa y tenía un tubo en la garganta, pero no sentía ningún dolor". Sin embargo, al poco tiempo "me di cuenta de que estaba muy débil y que me había pasado algo muy grave".
El estado de Jaqueline se debe a que sufría el síndrome de Stevens-Johnson, una afección rara que se origina por la reacción grave del cuerpo a los medicamentos. Es una condición grave y poco común, que provoca esa aparición de ampollas en la piel y mucosas. Es posible que conlleve complicaciones graves y puede ser potencialmente mortal.
El síndrome de Stevens-Johnson es un tipo de enfermedad cutánea grave, considerada, según precisa 'cun.es', una emergencia médica que precisa tratamiento de manera inmediata. Los primeros síntomas este síndrome pueden abarcar fiebre y síntomas similares a los de la gripe, como dolor de garganta y tos, pero pueden evolucionar y complicarse.
El estado de la joven era tan grave que, explicaba, "mi familia no me dejó verme en el espejo durante unos días". "Cuando finalmente me miré al espejo, vi a alguien que no reconocí". A la mayor brevedad posible, comenzó el tratamiento oftalmológico para tratar de salvarle la visión, un tratamiento que tendrá que continuar de por vida. "El oftalmólogo también dijo que necesitaba operarme lo antes posible, de lo contrario perdería el órgano del ojo", explicó.
Jaqueline se encontraba devastada ante los efectos de la enfermedad, por lo que confiesa "salí de la oficina llorando". Desde aquella intervención en el año 2011, la joven ha tenido que someterse a más de 24 procedimientos, entre ellos trasplantes de córnea, trasplantes de membrana amniótica y trasplantes de células madre.
Jaqueline tiene en la actualidad un 40% de visión. Sigue realizándose sus revisiones médicas de manera periódica para controlar el estado de sus ojos. "El obstáculo más difícil de superar es saber que nunca podré tener la visión que alguna vez tuve", confesaba la joven según 'The Sun'.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com