EN LONDRES
Una enfermera, con problemas mentales, ha matado a su hijo de siete años antes de quitarse la vida. Los cuerpos de Sinead Higgins, de 37 años, y su hijo Oisin fueron encontrados en su casa después de que la Policía tirara abajo la puerta de la casa tras ser avisados por sus allegados.
Los agentes creen que no hay nadie más involucrado en esta tragedia, sino que se trata de un asesinato y un posterior suicidio.
Los vecinos han explicado que Higgins había pasado por una situación tormentosa durante los últimos meses porque se estaba separando de su pareja y atravesaba problemas económicos que no le permitían llegar a fin de mes.
Precisamente cinco días antes de su muerte, Higgins, procedente de Irlanda, compartió a través de Twitter que su vida era como un tornado. Pese a ello, quienes la conocen la describen como una persona divertida y una buena madre.
Los vecinos explican que la pareja de Higgins, Shane O'Driscoll, un hombre de 40 años, estuvo esperando en la puerta de la casa después de enterarse de que el pequeño no había ido a la escuela. Creían que la madre y el hijo habían estado descansando en casa desde el fin de semana, la última vez que fueron vistos en público.
Barbara Lunnon, una amiga que vive cerca, ha explicado en el medio británico Daily Mail que cuando Higgins llegó al vecindario era muy divertida, pero gradualmente fue entrando en depresión. "Creo que fue por su pareja y por su vida en general".
Del pequeño dice que era muy alegre y que normalmente veía cómo otros padres le recogían de la escuela para ir a jugar al fútbol.