LOS ABOGADOS DE LA MUJER PREPARAN ACCIONES LEGALES
Al despertar, Ella Clarke estaba preparada para saborear ese precioso momento de abrazar a su hija. Pero en lugar de tener entre sus brazos a su bebé, recién nacida por cesárea, los médicos estaban allí con la mala noticia de que había perdido las piernas durante el parto.
A las 36 semanas de embarazo, Ella Clarke fue trasladada al Hospital Torbay en Torquay (Inglaterra). Los médicos la comunicaron que el bebé venía en perfectas condiciones pero que debían practicarle una cesárea, por lo que ella firmó el consentimiento.
Durante la operación, la futura madre perdió seis litros de sangre debido a una complicación que suele afectar a las mujeres que han tenido cesáreas anteriores, como era el caso de Ella. Tuvieron que practicarle una histerectomía de emergencia, debido a la hemorragia.
Clarke entró en coma inducido y fue trasladada a cuidados intensivos. Tenía que haber sido supervisada cada hora durante las próximas 24 horas, pero supuestamente a los médicos se les olvidó comprobar el estado de su paciente. Pasaron seis horas antes de la primera revisión y, llegados a este punto, sus piernas se habían coagulado y la circulación se habían detenido.
Dos cirujanos lucharon por recuperar la circulación en ambas piernas, pero fue demasiado tarde. Su tejido ya estaba emitiendo toxinas peligrosas que podrían haber causado daños en su corazón, por lo que decidieron amputarle ambas piernas por debajo de la rodilla.
La madre ha contado en una entrevista en el diario The Mirror cuenta cómo ha cambiado su vida después de un supuesto error del hospital en el que fue atendida. “No paraba de llorar. Ningún ser humano debería pasar por esto y menos cuando podría haberse evitado", cuenta.
Sus abogados ya preparan acciones legales contra el hospital, que ha pedido disculpas de antemano.