Guerra Rusia y Ucrania
Son muchas las familias que pintan a sus hijos con datos de contacto por miedo a perderlos o que se queden solos en la guerra en Ucrania.
La guerra continúa y con ella las historias de supervivientes, donde también se encuentran los más pequeños. Que los niños salgan de Ucrania huyendo de la guerra con datos pintados en el cuerpo es algo común desde el 24 de febrero.
Es el caso de Vira. Su madre, Oleksandra Makoviy, le escribió en la espalda varios números de teléfono y la fecha de nacimiento de la niña. Tiene solo 2 años. Se lo escribió el primer día de la guerra por si le pasaba algo a ella o a su padre.
"Teníamos una vida maravillosa", recuerda viendo los recuerdos que comparte en el móvil antes de publicar las fotografías de su hija con los datos.
"Lo firmé con mis manos temblando mucho. Pero, qué decirte, ya sabes lo que es despertarse con los ensordecedores y potentes sonidos de las explosiones que se escuchan a decenas de kilómetros. Estuve temblando durante las primeras horas, al igual que tú", escribió en Instagram.
"Escribí a Vera por si nos pasaba algo y alguien la recogía como superviviente. O se perdiera lo que, según mi lógica, solo podría ocurrir con mi desconexión", continúa diciendo en ella.
Tal es la desesperación de Makoviy por perder a su hija o que le pasase algo que se planteó tatuarle la información. "Incluso un pensamiento loco cruzó por mi mente: "¿Por qué no la tatué con esta información?", se pregunta.
Datos de contacto para no perderse
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se ha referido a esta imagen en su intervención en el Congreso de los Diputados en España. "Imaginen a las madres que escriben con bolígrafo en la espalda de su hijo su nombre y un contacto de alguien cercano por si los ocupantes matan a los padres para que este niño tenga una pequeña posibilidad de ser salvado", ha dicho.
No es la única historia que ha conmocionado. Son muchos los niños que son pintados con los datos más importantes para que puedan huir de la guerra. Es el caso delniño de 11 años que viajó solo hasta la frontera con una dirección y un teléfono apuntado en la mano. Recorrió más de 1.000 kilómetros hasta Eslovaquia solo.