EN REINO UNIDO
Una valiente mujer de 35 años ha dado a luz a sus gemelos a pesar de que los médicos la aconsejaran que abortara porque sino moriría. Becky Anderson, de Portsmouth (Reino Unido), se jugó la vida por sus dos hijos, Preslee y Buddy, ya que podría haber fallecido en pleno parto. Por suerte, la mujer no sufrió ningún daño y los gemelos, que nacieron en buen estado, tienen ahora seis meses.
"Nunca llegué a plantearme el deshacerme de mis bebés. No dejaba de pensar que sus vidas, estaban empezando mientras que la mía podría estar terminando, pero era un riesgo que estaba dispuesta a tomar", cuenta en una entrevista al diario The Sun.
Becky ya era madre de Morgan, de 18 años, y de Phinley, nueve, cuando descubrió que estaba embarazada en mayo de 2016. Pero su alegría duró poco, apenas dos meses después de descubrir que estaba en cinta, le dijeron que tenía cáncer por lo que la aconsejaron interrumpir el embarazo.
"Al principio, me negaba a creer los resultados. Fue muy difícil descubrir que estaba embarazada y tenía cáncer al mismo tiempo", confiesa la madre, que "sabía que necesitaba sobrevivir" por el bien de sus hijos.
A las 15 semanas de embarazo, los médicos le comunicaron que el cáncer no se había extendido, que tenía un tumor en el cuello del útero y no necesitaría quimioterapia. "Fue un alivio escuchar que no se había extendido. Pero mi primera preocupación fueron mis gemelos por nacer", reconoce. En lugar de tranquilizarla, los doctores dieron a Becky un terrible ultimátum: "o abortaba y comenzaba el tratamiento o moriría".
A las 30 semanas de embarazo, los médicos decidieron provocar el parto por cesárea para extirparla el cuello uterino. "Ellos querían que los gemelos nacieran para no retrasar mi tratamiento. Fue preocupante saber que iba a dar a luz tan temprano pero yo confiaba en los médicos", cuenta.
Preslee y Buddy nacieron con un peso de 1,67 y 1,63 kilos, respectivamente, en el Hospital Reina Alexandra, de Portsmouth. Nada más trasladar a los gemelos a la unidad de cuidados intensivos neonatales (NICU), los cirujanos estaban preparados para realizarla una histerectomía, operación que consiste en extirpar el útero.
Cuatro semanas más tarde, Becky fue dada de alta del hospital y tiene la esperanza de que no necesita ningún tratamiento adicional.