TRAS LA MUERTE DE UN PILOTO FRANCÉS EN LA OFENSIVA
El gobierno de Mali, gracias a la ayuda militar francesa, ha frenado el avance de las milicias salafistas. Bajo la sombra protectora de los aviones de combate franceses, los maltrechos soldados malienses han recuperado en menos de dos días Konna, a 600 kilómetros de la capital Bamaki.
Kona es una localidad de 36.000 habitantes, situada en medio del país, entre el norte, convertido por los rebeldes en un santuario de Al Qaeda,y el sur, bajo control de un gobierno interino, producto de un golpe de Estado que los militares dieron el año pasado.
El Presidente de Malí, alarmado por la toma de la ciudad, declaró poco antes de la contaofensiva y con tono solemne, el estado de emergencia en la totalidad del territorio nacional.
El avance de los islamistas ha obligado a Francia a intervenir directamente con su Fuerza Aérea. Y ya han perdido a su primer soldado, un piloto de helicóptero.
El bando rebelde, cargado de armamento proveniente de los arsenale del coronel Gadafi, aplica una interpretación estricta de la sharia que incluye ejecuciones públicas, la pidaciones, amputaciones o latigazos.
Esta última ofensiva yihadista ha precipitado la intervención occidental. También los países africanos han visto las orejas al lobo. La ONU pide el rápido despliegue de una fuerza internacional.
Mientras, el presidente de Francia, François Hollande, ha dado instrucciones al primer ministro, Jean-Marc Ayrault, para incrementar las medidas de prevención contra atentados terroristas dentro del territorio francés, según hizo saber este sábado el jefe de Estado galo, tras la amenaza de ataques contra los ciudadanos franceses que ha emitido la milicia islamista de Malí, Ansar Dine.