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Muere una mujer de 33 años después de que su médico confundiera un cáncer terminal con una enfermedad común

La familia de Laura Barlow, fallecida a los 33 años, exige consultas médicas presenciales.

Mujer con cáncer.Pexels

Laura Barlow, madre de tres hijos, ha muerto a los 33 años después de que un error en su diagnóstico retrasara el tratamiento de un cáncer terminal. En octubre de 2023, tras experimentar dolor abdominal y sangre en las heces, Laura fue diagnosticada con endometriosis en una consulta telefónica con su médico de cabecera en Lincolnshire. La joven fue recetada con analgésicos y una cita para ginecología, pero no se realizaron pruebas adicionales en ese momento.

Dos meses después, el dolor de Laura empeoró considerablemente, lo que llevó a su marido Michael a buscar ayuda en el Centro de Tratamiento de Urgencias. Allí le administraron morfina, pero los médicos no realizaron más evaluaciones, ya que asumieron que sus problemas estaban relacionados con la endometriosis previamente diagnosticada.

Un diagnóstico tardío

El 31 de diciembre, Laura fue ingresada otra vez en el hospital debido a un dolor abdominal insoportable. Le programaron una ecografía para el 2 de enero y, en ese momento, fue cuando identificaron lesiones en su hígado y se inició una vía urgente para detectar cáncer. Sin embargo, hasta mediados de enero, no le diagnosticaron finalmente un cáncer terminal en el hígado e intestino, con un 95% de los órganos afectados.

Michael ha relatado el impacto de la noticia: "Fue un shock cuando nos enteramos de que tenía cáncer; pensamos que si era el hígado, podrían operarla y se puede vivir sin él. Pensamos que estaría bien". Sin embargo, poco después, la familia se enteró de que no había nada que hacer. "Le dijeron que se fuera a casa y pasara tiempo con nuestros hijos", ha contado su marido.

En sus últimos días, Laura disfrutó de unas vacaciones en Center Parcs con sus hijos, aunque ya estaba en silla de ruedas y bajo tratamiento con morfina. A su regreso, su estado se deterioró rápidamente, y el 6 de febrero murió en su hogar, en los brazos de Michael. "Nos dormimos juntos; ella estaba en mis brazos. Me desperté con mi familia diciéndome: Mike se ha ido".

El viudo se enfrenta ahora a la difícil tarea de criar solo a sus tres hijos de dos, tres y diez años, mientras intenta superar la pérdida. "Mi hijo de tres años pregunta si mamá volverá a casa. Tengo que decirle que está con la niñera en el cielo, cuidándonos", ha confesado Michael.

Michael ha lanzado una petición para eliminar las consultas telefónicas con médicos de cabecera y hacer obligatorias las consultas presenciales. Hasta ahora, la iniciativa ha reunido más de 130.000 firmas. "Si alguien hubiera visto a mi esposa en persona, quizá las cosas habrían sido diferentes. No digo que no hubiera fallecido, pero podríamos haber tenido más tiempo juntos".

Por su parte, un portavoz de United Lincolnshire Hospitals NHS Trust ha expresado sus condolencias a la familia y ha asegurado que están en contacto con ellos para todo lo que necesiten. Sin embargo, la confidencialidad médica impide comentar detalles específicos del caso.

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