LE DIAGNOSTICARON CÁNCER DE HÍGADO

Muere Alexander Shulgin, el químico que descubrió los efectos del éxtasis

Shulgin descubrió en su laboratorio de Berkeley los efectos psicoactivos del éxtasis.  Tuvo más de 4.000 experiencias con drogas psicodélicas, la mayoría creadas por él, se le atribuye la autoría de unas 200, a lo largo de su vida.

Alexander 'Sasha' Shulgin, un químico estadounidense conocido por ser el descubridor de los efectos del éxtasis y el inventor de otras drogas psicodélicas, falleció este martes a los 88 años, según confirmó su esposa y compañera de investigación, Ann Shulgin, en Facebook.

La salud de Shulgin, conocido como el "padre del éxtasis", había ido debilitándose en los últimos años, especialmente desde que le fue diagnosticado un cáncer de hígado en 2010 y falleció en su casa de Lafayette (California, EE.UU.) "rodeado por su familia y cuidadores y música budista para la meditación", explicó su esposa.

La MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina), aunque fue patentada en 1912 por una farmacéutica alemana que después desestimó su uso, no había sido probada en humanos hasta 1976, cuando Shulgin descubrió en su laboratorio de Berkeley los efectos psicoactivos de este compuesto que posteriormente se popularizó como "éxtasis".

Shulgin lamentó en repetidas ocasiones la estigmatización de esta droga y defendió en varias comparecencias públicas y congresos científicos su uso terapéutico por tratarse, según él, de una sustancia "efectiva y benigna". "Desgraciadamente se ha convertido en algo así como la droga de las discotecas, con lo que se han perdido sus posiblidades terapéuticas, por culpa sobre todo de la actual legislación", declaró Shulgin al diario Der Standard, de Viena, en 1995.

En todo caso, la comunidad científica siempre miró con una mezcla de curiosidad y escándalo los hallazgos del químico, que tuvo más de 4.000 experiencias con drogas psicodélicas, la mayoría creadas por él -se le atribuye la autoría de unas 200- a lo largo de su vida, según aseguró en una entrevista con The New York Times en 2005.

La mayor parte de las drogas que producía nunca salieron de su laboratorio y, por tanto, no fueron ilegalizadas, aunque algunas de ellas se dieron a conocer gracias a dos libros escritos por Shulgin y su esposa, "Phenethylamines I Have Known and Loved" y "Tryptamines I Have Known and Loved".

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