La radicalización suní obliga a multiplicar la seguridad

Millones de chiíes celebran la Ashura en el mundo

Una marea negra recorre hoy las calles de muchos países musulmanes: cánticos, rezos, golpes en el pecho y latigazos anuncian la Ashura, la fiesta más importante de los chiíes.

Millones de personas recuerdan la muerte y martirio del tercer imán. Hussein,  nieto de Mahoma, fue asesinado en el siglo VII en la batalla de Kerbala, hoy en Irak.

Su muerte lo convirtió en referencia del chiismo, también a la ciudad, que estos días vive en máxima alerta. Kerbala, donde descansan los restos del santo, se ha blindado para evitar atentados de extremistas suníes. Los peregrinos han pasado por controles y casi dos mil agentes han revisado a las mujeres.

Las amenazas llegan desde Al Qaeda, pero también desde el Estado Islámico. Irak no es el único país en tomar medidas. En el Líbano, Hezbollah ha cerrado sus barrios al sur de Beirut y en Pakistán el gobierno ha desplegado 10.000 policías en la capital para evitar ataques como este de Arabia Saudí, donde cinco chiíes han muerto.

En Irán, donde el chiismo es mayoritario, la fiesta ha sido reivindicativa. Miles de personas se han manifestado frente a la embajada de Estados Unidos, para celebrar el 35 aniversario de la toma de la legación diplomática. Abdollah Irandoust dice : "El Imam Hussein fue martirizado por luchar contra la opresión y los tiranos. Hoy creemos que Estados Unidos, Israel y sus agentes occidentales son como esos tiranos"

El odio entre Chiíes y suníes se remonta a la muerte del profeta, a la lucha por la sucesión. Los pilares de las dos ramas son idénticos, la interpretación y ritos cambian.

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