CIUDAD EN LA FRONTERA ENTRE GRECIA Y MACEDONIA

Miles de refugiados luchan hacinados en Idomeni contra el hambre y el frío

En la frontera de Grecia con Macedonia, cerca de 14.000 sirios continúan atrapados. Los refugiados tienen que hacer colas de más de cinco horas para conseguir un bocadillo. No hay baños ni agua caliente y el tiempo no ayuda ya que lleva días lloviendo. Todos esperan que les abran la frontera, algo que no parece que vaya a pasar.

Macedonia deja pasar desde esta mañana solo a sirios e iraquíes que provengan de zonas de combate, lo que deja fuera a los residentes de ciudades como Damasco y Bagdad. "Consideramos que Siria e Irak son países no seguros, pero aplicamos la regla de frenar a refugiados que vengan de regiones específicas de ambos países", confirmó un portavoz de la policía macedonia en declaraciones a medios locales. Tanto el ejército como la policía del país han reforzado aún más la frontera y las patrullas conjuntas para evitar los intentos de entrar ilegalmente en su territorio.

El Ministerio del Interior de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) ha informado de que en las últimas 24 horas se ha permitido la entrada de 375 refugiados desde Grecia. De ellos 334 eran sirios y 41 iraquíes.

Estas medidas tomadas por Skopje son un escalón más en la restricción del paso en la frontera entre Macedonia y Grecia, pues las autoridades de Skopje ya impedían el paso a nacionales de países no considerados refugiados. Desde finales de noviembre ARYM no deja cruzar la frontera a ciudadanos calificados de antemano migrantes económicos, como paquistaníes, iraníes o magrebíes.

El portavoz de ACNUR en el campo de refugiados fronterizo de Idomeni, Babar Baloch, confirmó que se ha detectado este tipo de selección "arbitraria", tanto entre los iraquíes como entre los sirios, y que por ahora no está claro qué criterios siguen los guardias fronterizos a la hora de hacer esta criba. Unas 8.550 personas se encuentran atrapadas en el campo Idomeni, a las que se suman otras 7.000 en los alrededores, esperando poder cruzar la que se ha bautizado como ruta de los Balcanes.

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