SEIS DÍAS DESPUÉS DE LA MUERTE DE UN JOVEN
La ciudad de Alhucemas, en el norte de Marruecos, fue de nuevo escenario de una manifestación que congregó a miles de personas en un ambiente pacífico, contra la marginación y la represión a las que dicen estar sometidas por las autoridades de Rabat. Como sucede casi a diario desde el pasado sábado, la causa de la protesta era la indignación por la violenta muerte del vendedor de pescado Mohcin Fikri, de 31 años, aplastado por las palancas de un camión de basura al que se había subido para tratar de impedir que le confiscaran media tonelada de pescado que había comprado ilegalmente.
Los participantes corearon lemas como "todos estamos tristes, el Majzen (el sistema) nos mata"; "el mártir dejó su testimonio, no hay que abandonar la causa", o "Mohcin murió asesinado y el Majzen es el asesino". Durante la protesta, los participantes levantaron pancartas con lemas como "¿dónde está la riqueza?", "queremos una distribución justa de las riquezas", "no a la destrucción de la escuela publica" o en petición de "una medicación gratuita".
En una muestra de su desconfianza hacia el Estado, los manifestantes hicieron ondear las banderas bereberes y de la República del Rif que existió en el norte de Marruecos entre 1921 y 1926, mientras que no hubo una sola bandera marroquí. El presidente de la Asociación Memoria del Rif, Omar Lemalam, explicó que la tensión social ha existido siempre en la sociedad rifeña, y en ocasiones los habitantes "explotan" a causa de marginación -dijo- que sufre la región.
"El mártir dejó su testimonio, no hay que abandonar la causa"
Lemalam justificó la ausencia de la bandera nacional porque -argumentó- los ciudadanos tienen un sentimiento de que se trata de un símbolo del aparato del Estado y no de su patria por las prácticas que consideran represivas de las autoridades contra la región. Para el activista rifeño, los manifestantes luchan por demandas sociales y económicas, pero también para exigir el derechos de la población a que se respete su identidad local rifeña y sus especificidad cultural.
Pese a toda la tensión vivida los pasados días, el clima fue pacífico durante toda la marcha, a lo que probablemente contribuyeron los llamamientos a la calma hechos por los mismos familiares del joven fallecido en pasados días y horas antes de la marcha de hoy. "(La muerte de Mohcin) es una oportunidad para redireccionar el país hacia el rombo correcto, y esperamos que los manifestantes defiendan sus derechos de forma pacífica", explicó el hermano mayor de Mohcin, Suhail Fikri, desde su casa en Imzuren, a 15 kilómetros de Alhucemas.
"Me quedé paralizado al ver su cadáver colgado en las palancas"
Suheil, comerciante, rememoró el momento de la muerte de su hermano: "Me quedé paralizado al ver su cadáver colgado en las palancas del vehículo durante dos horas", dijo en referencia a unos sucesos que han estremecido a Marruecos y han sido noticia en numerosos países. "El mismo sentimiento que tenía yo lo han tenido todas la personas: me decían 'Mohcin es hermano de todos nosotros".
La muerte de Mohcin era el tema de conversación en todos los cafés, pero hoy, seis días después del suceso y poco antes de que se celebrase la manifestación, el ambiente era casi el habitual, con clientes jóvenes tomando su café o té, ojeando las redes sociales en sus móviles o conversando sobre la política regional y nacional. "Está mal que una persona tenga 30 años y carezca de los medios económicos para casarse y formar una familia. Esta región está marginada", reflexionó Yawad, un camarero de esa edad que sirve a diario cafés a licenciados universitarios que no encuentran trabajo.