SE HAN TRIPLICADO LAS PETICIONES
Son muchas las mujeres de Latinoamérica que tienen miedo de dar a luz a niños con microencefalia, una enfermedad que podría estar relacionada con el ya famoso virus zika. Algunas de ellas ya han dado positivo en el virus. Otras temen haber contraído la enfermedad y que su hijo nazca con la discapacidad. Todas ellas están pidiendo algo difícil de alcanzar y generalmente ilegal en esta parte del mundo: píldoras abortivas.
Miles de correos electrónicos han llegado a la páginal Women on Web, un portal que proporciona asesoramiento y la medicación para mujeres que desean abortar en los países donde está prohibido. Su fundadora, la doctora Rebecca Gomperts, asegura que han registrado un fuerte aumento en mensajes de mujeres brasileñas desde el inicio de la crisis por el zika.
En una entrevista al Washington Post, Gomperts apunta que el número de mujeres brasileñas que lo han pedido casi se ha triplicado. "Cuando los medios comenzaron a hablar del zika, vimos un aumento inmediato en el número de solicitudes de los países afectados", señala.
Women on Web solicita al gobierno brasileño que "suspenda la intercepción de paquetes con abortos médicos al menos durante el tiempo que dure la epidemia de Zika", ya que el país "detiene todos los paquetes" que contienen los productos.
Gomperts confiesa que los mensajes que han recibido son realmente tristes y que reflejan una verdadera agonía. Hace hincapié en que el aborto "siempre es una decisión terrible para una mujer" y que el zika hace que sea una situación "aún más angustiosa".
El Vaticano, preocupado por las peticiones de la liberalización de las leyes de aborto
Por su parte, el arzobispo Bernardito Auza ha confesado que están profundamente preocupados por las peticiones de algunos funcionarios del Gobierno de la liberalización de las leyes de aborto y el acceso a productos abortivos para evitar el nacimiento de niños con microencefalia.
En declaraciones a Radio Vaticano, recogidas por Zenit.org, Bernardito Auza considera que "la promoción de una política tan radical es la confirmación de un fracaso de la comunidad internacional". Recalca que "el diagnóstico de microcefalia en un niño no debe justificar su sentencia de muerte".