Guerra Israel-Hamás
Miles de gazatíes se dirigen a uno de los pocos lugares de la franja donde, de momento, no hay bombardeos. Entre lágrimas, familias enteras se trasladan a la zona de Rafah.
Los más afortunados viajan hacinados en destartalados vehículos. Otros se sirven incluso de carritos de bebidas... pero la gran mayoría se dirigen a pie a Rafah intentando buscar refugio. A apenas un kilómetro de los bombardeos se hacinan miles de personas. "Llevamos andando desde las 7 de la mañana, con lluvia y frío, con 13 personas, la mayoría niños... ¿Es esto lo que quiere Netanyahu?", clama Alá.
Los más pequeños reflejan en sus rostros el sufrimiento tras más de 100 días a la deriva. "¿Dónde está la Humanidad? ¿Dónde está la misericordia?", se pregunta Rawán, madre de varios pequeños. Ya no queda apenas nada para llevarse a la boca. Varias personas han muerto, luchando por hacerse con un poco de harina en un improvisado reparto de ayuda humanitaria. "Ni los niños, ni los ancianos, ni las madres... sólo los jóvenes fuertes han conseguido un saco", explica desesperado un padre de familia. "Esto es para alimentar siete personas... Me ha costado 13 euros", comenta un hombre mostrando una pequeña bolsa con apenas dos kilos de harina. Ha tenido que recurrir a un vendedor ilegal.
Mientras, al otro lado del muro que aísla la franja del resto del mundo, hoy decenas de israelíes han exigido que no entre nada de ayuda a Gaza mientras no se libere a los rehenes. Una postura radicalmente distinta a la de los familiares de los secuestrados que anoche, una vez más, han pedido al gobierno que sea flexible hasta conseguir que sus seres queridos regresen con vida lo antes posible.
A la espera de una nueva tregua, los israelíes presionan a su gobierno para lograr cuanto antes la liberación de los rehenes.