EN MADAGASCAR
El papa Francisco subrayó este domingo que hay esperanza y que la pobreza "no es un algo inevitable", durante su visita a Akamasoa, el barrio de la capital de Madagascar construido por el misionero argentino Pedro Opeka sobre un vertedero donde ahora hay viviendas dignas para 25.000 personas.
En la llamada 'Ciudad de la amistad', erigida por el tesón de este misionero compatriota de Francisco y candidato al premio Nobel de la Paz, el pontífice dijo que "el Señor ha escuchado el clamor de los pobres y ha manifestado su amor con signos concretos como la creación de este pueblo".
"Vuestros gritos que surgen de la impotencia de vivir sin techo, de ver crecer a vuestros niños en la desnutrición, de no tener trabajo, por la mirada indiferente -por no decir despreciativa- de tantos, se han transformado en cantos de esperanza para vosotros y para todos los que os contemplan", afirmó Francisco en un auditorio donde también se celebran misas multitudinarias cada domingo.
En este oasis de un Madagascar donde el 70 % de la población vive con menos de dos dólares al día, el papa agregó que "cada rincón de estos barrios, cada escuela o dispensario son un canto de esperanza que desmiente y silencia lo que parece un destino inevitable".