JORNADA DE REFLEXIÓN
Cerca de 1,4 millones de ciudadanos serán la pieza clave para blindar los comicios presidenciales de México del domingo, en un riguroso proceso de recuento de votos que dificultará el fraude, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE).
El sistema por el que se contabilizarán los sufragios de las casillas (mesas electorales) "es el más robusto de todos los que se han utilizado en elecciones previas", afirmó el presidente del INE, Lorenzo Córdova, al finalizar uno de los simulacros previos a la jornada.
Aproximadamente a las 23:00 horas de la noche del domingo (4:00 GMT del día siguiente) se podrán conocer los primeros datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Este sistema recupera los datos que los funcionarios de casilla plasman en las actas de cómputo y que posteriormente se reciben en los Centros de Acopio y Transmisión de Datos (CATD).
Pero los esfuerzos encaminados a garantizar que ese día no haya ninguna irregularidad empiezan mucho antes, con la actividad de aquellos ciudadanos elegidos para hacerse cargo de las 157.000 casillas que se instalarán a lo largo del país.
Antes de las 8:00 de la mañana, hora en la que empieza la votación, los funcionarios de casilla arman las urnas y el presidente enseña a todos los asistentes que están vacías. Los funcionarios (el presidente de casilla, dos secretarios y tres escrutadores, además de los suplentes) son seleccionados en una primera criba por un sorteo que, en este caso, estableció que los elegibles eran aquellos nacidos en febrero y cuyo apellido iniciara por la letra "f".
Tras esto, aquellos ciudadanos que cumplen los requisitos reciben una formación que consta de cuatro módulos teórico prácticos de dos horas cada uno para repasar meticulosamente la dinámica a seguir el 1 de julio, cuando se elegirán a 3.400 cargos federales, estatales y locales, entre ellos presidente del país, diputados y senadores.
Beatriz Fenner, quien ha sido elegida como presidenta en una de las casillas que se instalarán en Ciudad de México, explicó que el sistema está "tan blindado que es muy complicado" que pueda haber fraude durante las diez horas de votación.
El temor al fraude está, en cierta forma, implantado en la sociedad mexicana, que arrastra varios casos como el de las presidenciales de 1988, ganadas oficialmente por Carlos Salinas de Gortari y en las que hubo una gran sospecha por la caída del sistema de recuento de votos.
Asimismo, Andrés Manuel López Obrador, quien ahora aspira por tercera vez a la presidencia, sostiene que sus derrotas en 2006 y 2012 fueron fruto de sendos fraudes. Fenner señala que el reparto de tareas entre los funcionarios de casilla establece un equilibrio con el que "todas las personas tienen que ver con el proceso de otro", y siempre hay alguien "a tu lado" para garantizar que el desarrollo sea limpio. El presidente tiene que estar pendiente de comprobar el dedo pulgar derecho de los votantes, para constatar que aún no ha emitido el sufragio, y una vez lo haga, el secretario lo marca con tinta indeleble creada especialmente para este día.
Una vez se cierran las casillas, lo primero que se hace es anular las papeletas que no han sido utilizadas, y a continuación da comienzo el recuento.