desde varsovia
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que espera que el Reino Unido y la Unión Europea (UE) alcancen "en los próximos días" un "acuerdo de separación ordenada", aunque advirtió de que aún queda "mucho trabajo por hacer". "En los próximos días, y debo reconocer que no nos queda mucho tiempo, queremos acordar con Reino Unido una salida ordenada de la UE", dijo Merkel en rueda de prensa en Varsovia, donde se reunió con su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki.
"Ese acuerdo también debería esbozar la futura relación entre Reino Unido y la UE", añadió Merkel, quien precisó que "Polonia y Alemania quieren una relación buena y amistosa (con Londres) después del Brexit". "Soy optimista sobre el futuro de la UE, aunque reconozco que a veces las diferentes opiniones enturbian innecesariamente nuestros intereses y valores comunes porque, por supuesto, hay una serie de temas en los que tenemos una opinión muy similar a la de Berlín y Bruselas", dijo por su parte Mateusz Morawiecki.
Entre las cuestiones que distancian a Alemania y Polonia se encuentra la política migratoria impulsada por la UE y Berlín, ya que el Gobierno polaco se ha negado hasta ahora a acoger parte de los refugiados llegados hasta las costas de Italia y Grecia.
En esta línea, Morawiecki aseguró que "es muy probable" que Polonia se retire del pacto mundial de Naciones Unidas por los derechos de los migrantes antes de su entrada en vigor, por entender que podría tener un efecto llamada para la inmigración ilegal. "Es muy probable que no seamos parte del pacto global", dijo Morawiecki durante su rueda de prensa con la canciller alemana. Hasta el momento, Austria, Hungría, República Checa y Estados Unidos han anunciado que no se sumarán a este pacto impulsado por la ONU.
El proyecto de gasoducto Nord Stream 2, que pretende unir Rusia y Alemania a través del fondo del mar Báltico, también fue otro de los temas que centraron el encuentro entre Merkel y Morawiecki. Polonia se opone categóricamente a este gasoducto, pues argumenta que su construcción aumentará la dependencia europea del carburante ruso y minará la seguridad del continente, además de privar a Ucrania de la importante fuente de ingresos que le supone el canon de tránsito que cobra a Rusia por transportar su gas a través de territorio ucraniano.