EN UNA ENTREVISTA EN UN MEDIO ALEMÁN
La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró este martes que se toma en serio las preocupaciones de los ciudadanos, pero subrayo la necesidad de que la política haga frente a los "prejuicios" y al "potencial" de odio a los extranjeros existente en el país.
En una entrevista a un medio alemán, por la celebración de elecciones regionales, este domingo, en la ciudad-estado de Berlín, Merkel recordó los ataques ultraderechistas de los años 90 y los asesinatos de nueve inmigrantes y una policía perpetrados entre 2000 y 2007 cometidos por el grupo autodenominado "Clandestinidad Nacionalsocialista" (NSU).
A su juicio, son muestra del "potencial para el resentimiento, incluso para el odio contra los extranjeros" que hay en el país y "la tarea de la política es enfrentarse a eso", aunque, recalcó, "una abrumadora mayoría de los alemanes" está dispuesto a ayudar a las personas que lo necesitan.
La crisis de los refugiados ha impulsado el éxito electoral de formaciones populistas de derecha como Alternativa como Alemania, que podría reunir en Berlín el 14 % de los votos, según las últimas encuestas.
La gran coalición que lideran los socialdemócratas en la ciudad-estado con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel como socio menor podría no contar con los apoyos suficientes para reeditarse, pero la canciller evitó hablar de futuras nuevas alianzas.
Criticó sin embargo al candidato socialdemócrata, el actual alcalde-gobernador, Michael Müller, por "eludir responsabilidades" antes cuestiones importantes como la integración de los refugiados. "Por propia experiencia sé que un jefe de gobierno siempre es responsable y se le hace responsable en las elecciones", apuntó.
Merkel explicó que su trabajo como canciller es ofrecer soluciones tangibles y volvió a defender la gestión de la crisis de los refugiados porque, afirmó, se ha avanzado "un buen trecho" a lo largo del último año con medidas destinadas a reducir la llegada de solicitantes de asilo.
Frente a los críticos dentro de las propias filas conservadoras, como los socios bávaros que exigen poner un tope a la entrada de refugiados, Merkel ratificó los ejes de su política: reforzar el control de las fronteras exteriores de la UE, luchar contra la ilegalidad, combatir las causas de la huida en los países de origen y negociar nuevos acuerdos como el suscrito con Turquía.
Preguntada sobre si la crisis de los refugiados es el mayor desafío de sus tres legislaturas, reconoció que es "un gran reto", pero no el primero, y recordó como ejemplos la crisis financiera internacional la crisis del euro o el conflicto en Ucrania.