EN UN CONGRESO DE APOYO A LOS REFUGIADOS
La canciller alemana, Angela Merkel, recibió este lunes durante un congreso regional de su partido un apoyo muy especial a su política de refugiados, el de un visiblemente emocionado niño afgano, momento del que se hacen eco los medios alemanes.
"Le doy las gracias, señora Merkel. Me alegro mucho, mucho", le dijo a la canciller el menor, que se llama Edris, y que había acudido al congreso en Heidelberg, en el sur del país, acompañando a un voluntario, Konrad Reuters, que trabaja con refugiados.
Merkel elogió el buen alemán del niño y le animó a seguir practicando el idioma, tras lo cual bajó sonriente las escaleras del podio, donde ya le estaba esperando el menor, que pudo estrechar la mano de la canciller. Visiblemente emocionado, Edris se enjugó las lágrimas y recibió un abrazo de la canciller, que acto seguido regresó al podio.
Fue el momento emotivo de la noche, que tuvo lugar poco después de que un miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel increpara a la canciller por su política de refugiados y la conminara a dimitir. "Señora Merkel, dimita", dijo Ulrich Sauer en tono tranquilo pero decidido, al tiempo que acusó a la canciller de haber hipotecado el país con su política de refugiados.
La jefa del Gobierno, por su parte, se defendió de las críticas y afirmó: "Sí, ayudamos a aquellos que necesitan nuestra ayuda porque huyen de la guerra, la persecución y el terrorismo". Merkel habló de los esfuerzos por evitar un nuevo crecimiento de las cifras de refugiados. Al mismo tiempo, subrayó que los solicitantes de asilo sin perspectivas de permanecer en Alemania, deberán regresar en algún momento a sus países.
Precisamente estas mismas palabras provocaron el llanto hace algo más de un año de una adolescente palestina, que participaba en uno de los encuentros organizados por el Gobierno en el marco de la campaña 'Diálogo ciudadano' para conocer las preocupaciones de la sociedad.
Reem, como se llama la menor, comenzó sonriente su intervención y explicó en un perfecto alemán, que le valió los elogios de la canciller, su fácil integración en la escuela desde que llegó entonces hace cuatro años desde un campo de refugiados del Líbano. Pero la historia que quería narrar era la de su familia, que seguía entonces a la espera de que la administración resolviera su solicitud de asilo.
Merkel reconoció la lentitud en el estudio de las solicitudes, pero dejó claro también que Alemania no puede acoger a todas las personas, ante lo cual la adolescente comenzó a llorar desconsoladamente. Al darse cuenta de lo sucedido, la canciller se acercó a la menor y la acarició en un intento por consolarla. El pragmatismo y la aparente falta de empatía de la canciller ante la menor suscitó un acalorado debate en el país, con numerosas críticas en las redes sociales.