en el término municipal de Pedrógão Grande
El balance de víctimas del incendio que asuela desde este sábado el centro de Portugal asciende a 63 muertos y cerca de 60 heridos, según los últimos datos oficiales facilitados por las autoridades, que expresaron su preocupación ante el regreso de fuertes vientos a la zona.
El secretario de Estado de Administración Interna, João Gomes, destacó que el viento puede dificultar, aún más, las tareas de control y extinción del fuego, que continúa con varios frentes activos. De los 57 heridos, seis de ellos se encuentran en grave estado, de acuerdo con los datos ofrecidos por Gomes, aún provisionales, sobre la mayor tragedia de estas características que se ha vivido en el país en los últimos años.
Dos de las nuevas víctimas mortales fallecieron en un accidente de tráfico en la zona, presumiblemente motivado por las llamas, según el secretario de Estado, quien añadió que los bomberos esperan "dentro de poco" extinguir dos de los cuatro frentes que permanecen activos. Otra de las víctimas es un bombero que se encontraba hospitalizado en estado grave. El bombero, de la corporación de la localidad de Castanheira de Pera, tenía lesiones en el rostro y las vías aéreas "muy quemadas", y fue sometido a una intervención quirúrgica, pero no sobrevivió.
No obstante, Gomes subrayó que las autoridades están "preocupadas" por los vientos cruzados que empiezan a soplar en la zona, ya que eso conlleva que se entre "en un escenario exactamente igual" al que provocó este sábado la rápida propagación del fuego.
El origen de las llamas ha tenido lugar a consecuencia de una tormenta eléctrica y se descarta su origen humano, ha añadido por su parte el director de la Policía Judicial portugesa, José Maria de Almeida Rodrigues. El fuego se ha extendido a lo largo de la región montañosa, que se encuentra, a unos 200 kilómetros de la capital, Lisboa, debido a los fuertes vientos registrados en la zona. La mayoría de las víctimas se han visto rodeadas por las llamas cuando se encontraban en sus vehículos.
Entre los fallecidos se encuentran 30 personas cuyos cuerpos han sido encontrados completamente carbonizados dentro de vehículos en la carretera entre Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pêra. Según ha informado Protección Civil, actualmente hay unos 1.537 bomberos trabajando en todo el país para sofocar una decena de incendios que continúan activos.
Del total de fallecidos, al menos 18 perecieron en sus coches en una carretera que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, en el distrito de Leiria, donde "familias enteras" quedaron atrapadas por el avance de las llamas. Los equipos que han conseguido acceder a la vía describen un "escenario horrible", indicó Gomes, quien dijo además que entre los heridos hay cinco personas "en estado grave", cuatro bomberos y un niño.
Mientras, se han desplegado equipos de psicólogos para atender a los supervivientes, que se encuentran "en estado de shock" y que en muchos casos han perdido a familiares en la tragedia. El incendio, que tratan de controlar a esta hora bomberos llegados de Setúbal, Coimbra y Lisboa, se mantiene activo en cuatro frentes y ha obligado a cortar varias carreteras de Pedrógão Grande, agregó el secretario de Estado.
Junto a los equipos portugueses, dos aviones procedentes de España trabajan en las labores de extinción, mientras se espera la llegada también de medios franceses durante la mañana. Las llamas se propagaron durante la tarde del sábado de forma "que no tiene explicación", insistió João Gomes, después de que durante la tarde del sábado "vientos descontrolados" convirtiesen un fuego de bajas dimensiones en "un incendio imposible de controlar".