A pesar de que Brasil es un país con un índice de asesinatos y violencia alto, el país está consternado porque nunca se había producido allí una tragedia similar.

Dilma Rousseff, presidenta brasileña, ha condenado lo sucedido y casi rompió a llorar al pedir un minuto de silencio por las víctimas en un acto con jóvenes emprendedores en Brasilia. "No era de las características del país que ocurriera ese tipo de crimen, por eso considero que todos nosotros estamos unidos en el repudio a aquel acto de violencia, en el repudio a ese tipo de violencia, sobre todo con niños indefensos". La mandataria ha decretado tres días de luto oficial, mientras que el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, ha definido al asesino como "psicópata" y "animal".

Tragedia en un colegio de Río
Los hechos ocurrieron en la escuela municipal Tasso da Silveira, situada en Realengo. Los disparos del asesino que había acudido al centro como ex alumno para impartir una conferencia causaron el pánico entre los más de 400 estudiantes del centro.

Los vecinos se agolparon en la zona buscando noticias de sus hijos. Muchos padres de familia entraron en conmoción al constatar que sus hijos estaban entre los muertos o heridos mientras los bomberos trasladaban a contrareloj a las víctimas en ambulancias o helicópteros a los hospitales. Las víctimas mortales son diez niñas y dos niños de entre 12 y 14 años de edad, la mayoría de las cuales fue alcanzada por impactos de bala en la cabeza y en el tórax, según la Secretaría de Salud.

Otros 12 estudiantes que resultaron heridos fueron ingresados en distintos hospitales de la zona y, según los médicos, tres de ellos están en estado grave.

Según las autoridades, dos de los heridos consiguieron salir de la escuela y pidieron auxilio a tres policías que patrullaban en ese momento por la zona. Estos entraron de inmediato al centro educativo y uno de ellos disparó al atacante en las piernas, cuando subía las escaleras hacia la tercera planta, para evitar que siguiera su recorrido criminal.

El atacante, identificado como Wellington Menezes Oliveira, de 23 años, era un ex alumno de la escuela y, al verse rodeado por los policías, se suicidó de un disparo, según la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro. Menezes de Oliveira conocía al asesino y afirma que era una persona "introvertida y calmada", dejó una carta con instrucciones sobre su entierro en la que pide que su cuerpo no sea tocado por "impuros" sin usar guantes y da muestras de fanatismo religioso.

Testigos citados por las autoridades dijeron que el agresor, que estaba bien vestido, entró en la escuela asegurando que era un conferenciante que iba a participar en un seminario con motivo del cuadragésimo aniversario del plantel y habló tranquilamente con una profesora que le reconoció como exalumno.

Hasta ahora las autoridades no han dado una explicación sobre los motivos que llevaron a Oliveira a perpetrar la matanza, pero todo indica que, más allá de las referencias al islám, se trató de la acción de un desequilibrado, según sicólogos consultados por medios locales.