denunció la organización Human Rights Watch
Al menos 10 civiles murieron el pasado 14 de junio en una escuela y sus alrededores en el sur de Siria por bombardeos sirios y rusos y disparos de artillería, denunció la organización Human Rights Watch (HRW). La ONG señaló que los residentes en la población de Tafas, donde se ubica el colegio, desconocían que hubiera blancos militares en las proximidades del lugar. Uno de los bombardeos golpeó el patio de la escuela Mártir Kiuan, lo que causó la muerte de ocho personas, entre ellas un menor; mientras que una hora antes otras dos personas habían fallecido por disparos de artillería en las inmediaciones.
La mayoría de los muertos dentro del colegio eran miembros de una familia de desplazados de otra localidad que habían buscado refugio en el edificio, destacó HRW en un comunicado. Añadió que en la fecha del ataque, los estudiantes se encontraban ya en el periodo vacacional, lo que evitó un mayor número de víctimas. "A la entrada de la escuela había una señal que decía 'Mantén el colegio limpio', pero el suelo estaba manchado con la sangre de toda una familia el 14 de junio", señaló el investigador de HRW Bill Van Esveld.
"Mientras que nadie rinda cuentas por ataques repetidos e ilegales como éstos, es probable que continúen", advirtió. Testigos contactados por la ONG señalaron que entre las víctimas no había miembros de grupos armados contrarios al Gobierno sirio. Un vecino explicó que las facciones Fachr al Islam y Al Mutaz Bilah están presentes en Tafas, pero que ninguna está desplegada en la zona de la escuela o sus alrededores. Las fuerzas gubernamentales se sitúan a unos 5 kilómetros al sureste de la localidad.
En la nota, HRW detalla que la escuela Mártir Kiuan tenía entre 300 y 400 alumnos antes de 2011 y mantuvo esa cifra tras el inicio del conflicto porque, pese a la marcha de algunos estudiantes, habían llegado desplazados desde otras zonas. Anteriormente sus instalaciones habían sido dañadas por un bombardeo en noviembre de 2016, que no ocasionó muertos o heridos, y había continuado funcionando, aunque algunas familias de desplazados residían allí.
Según datos de la ONU, uno de cada tres menores en Siria no está escolarizado y uno de cada tres colegios no está operativo debido a que han sido destruidos total o parcialmente, o bien son empleados por fuerzas militares o sirven de refugio a desplazados. "La operación militar conjunta sirio-rusa ha demostrado de forma repetida un desprecio por la vida de los civiles y por las escuelas, que representan un mejor futuro para el país. Los ataques en Tafas aparentemente son ilegales y las víctimas merecen justicia", apuntó Esveld.