TRAS EL ESCÁNDALO DE OXFAM
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha reconocido este miércoles que detectó en 2017 24 casos de acoso o abuso sexual en el seno de la organización y, de ellos, 19 concluyeron con el despido de las personas señaladas como responsables, según un comunicado difundido en plena polémica por el escándalo de Oxfam.
MSF, que cuenta con 40.000 trabajadores, ha explicado que registró el año pasado un total de 146 "quejas formales y avisos" en todo el mundo. "Estos casos incluyeron abusos de poder, discriminación, hostigamiento y otras formas de comportamiento inadecuado", ha apuntado.
Del total, 40 correspondieron a "casos de abuso y/u hostigamiento", entre los cuales figuran 24 relativos a "acoso o abuso sexual". En dos de estos 24 denuncias, las víctimas eran personas ajenas a la organización, bien fuese pacientes o miembros de la comunidad asistida.
Las investigaciones abiertas por estos 24 casos de acoso o abuso sexual, derivaron en el despido de 19 personas, mientras que el resto de trabajadores señalados recibieron "sanciones, advertencias o suspensiones", según el comunicado difundido este miércoles.
MSF ha optado por hacer públicas sus pesquisas internas en medio de la polémica por los presuntos abusos cometidos por trabajadores de la ONG Oxfam en varios países, principalmente en Haití tras el devastador terremoto de 2010. "La integridad de nuestra organización se cimienta sobre la buena conducta de cada miembro de nuestro personal en cualquier lugar y sobre el pleno respeto a las comunidades a las que prestamos asistencia", ha resaltado MSF.
En este sentido, la organización ha subrayado que promueve "un entorno laboral libre de acoso y abuso" y "está plenamente comprometida a reforzar los mecanismos y procedimientos para prevenirlo y abordarlo". Esto pasa por "mejorar los canales de quejas en todos los niveles de la organización y apoyar a las víctimas y denunciantes".
MSF ha resaltado que no está dispuesta a "tolerar" un comportamiento "que explote la vulnerabilidad de otras personas o mediante el cual los empleados aprovechen su posición para obtener beneficios personales", al igual que tampoco consentirá comportamientos que "atenten contra la dignidad humana" ni "relaciones sexuales con menores".
La ONG cuenta con mecanismos de formación, concienciación y denuncia para intentar atajar los casos que puedan darse y, para todos ellos, "la primera prioridad" es la confidencialidad y el apoyo "inmediato" a la víctima. Aunque respeta la decisión que adopte la víctima en materia de acciones legales, sí ha querido dejar claro que, en el caso de abusos a menores, informa "siempre" a las autoridades judiciales.
"En MSF estamos poniendo todo nuestro esfuerzo para eliminar todas las barreras que pudieran estar dificultando la denuncia de los abusos. Alcanzar este objetivo sigue siendo uno de nuestros principales desafíos en la actualidad", ha reconocido la ONG, que ha aludido entre las posibles trabas el temor a "no ser creído" o a "sufrir estigma y a "la posibilidad de ser víctima de represalias".
Estas razones, además, se acentúan en el caso de escenarios de crisis como conflictos armados, donde la población es especialmente vulnerable y en algunos casos depende de la ayuda externa. MSF ha reconocido que, aunque el número de informes de abusos es "cada vez mayor", "muchos" otros podrían seguir en la sombra.
Caso Oxfam
La tormenta sobre Oxfam se originó la semana pasada por un reportaje de 'The Times' en el que revelaba que siete trabajadores de la misión que Oxfam desplegó en Haití, entre ellos su jefe, Roland van Hauwermeiren, contrataron los servicios de prostitutas -algunas menores de edad- con el dinero de la organización.
En los días siguientes la polémica engordó por nuevas informaciones que señalan también a los trabajadores de la ONG en Chad y revelan que Van Hauwermeiren había sido apartado por otra organización siete años antes por una conducta similar, así como por la detención del presidente de Oxfam Internacional, Juan Alberto Fuentes, por corrupción en Guatemala.
De momento, este escándalo ha propiciado la dimisión de la subdirectora de Oxfam, Penny Lawrence. Sin embargo, la ONG teme que pueda costarle también los fondos que recibe del Gobierno británico y de otros donantes del sector público, como la Unión Europea.
La ministra de Desarrollo de Reino Unido, Penny Mordaunt, ha recalcado este miércoles a las ONG que reciben financiación del Gobierno británico que no verán más dinero si no son claras respecto a los abusos cometidos por su personal.