NO DESCARTAN QUE EL NÚMERO DE FALLECIDOS AUMENTE

Más de 200 civiles muertos durante la ofensiva del Estado Islámico contra Kobani en Siria

Desde el jueves han muerto al menos 206 civiles en el ataque del grupo terrorista Estado Islámico contra el enclave kurdo sirio de Kobani. Los civiles, entre los que hay mujeres y niños, murieron por disparos de los radicales, que se infiltraron en la ciudad disfrazados de combatientes kurdos y rebeldes sirios.  La ciudad de Kobani se ha convertido desde hace unos meses en un símbolo de la resistencia kurda frente al Estado Islámico.

Al menos 206 civiles han muerto desde el jueves pasado en la ofensiva del grupo terrorista Estado Islámico contra el enclave kurdo sirio de Kobani, donde las milicias kurdas han expulsado a los extremistas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Los civiles fallecieron por disparos de los radicales, que lograron infiltrarse en la ciudad, fronteriza con Turquía, disfrazados de combatientes kurdos y rebeldes sirios.

La ONG informó de que durante esta jornada se han encontrado 32 cadáveres de civiles en la población. Del total de víctimas, hay 26 personas, entre ellas menores y mujeres, que fueron matadas a tiros por los yihadistas en el pueblo de Burj Butan, en la periferia meridional de Kobani.

El Observatorio no descartó que el número de civiles fallecidos aumente porque hay al menos 300 heridos, algunos de ellos graves.

Las milicias de las Unidades de Protección del Pueblo y las fuerzas del Interior kurdo sirias 'Asayish' han logrado expulsar a los radicales de la población y ahora peinan la zona. Además, en los combates entre ambos bandos han perecido al menos 16 combatientes kurdos y 54 yihadistas desde el pasado día 25.

Tras la expulsión del Estado Islámico, los enfrentamientos se concentran ahora en el extrarradio sur de la localidad en lo que se conoce como el cruce de Serrín, donde aviones de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, han bombardeado posiciones de los extremistas.

Kobani se ha convertido en un símbolo de la resistencia kurda frente al Estado Islámica, tras soportar durante más de cuatro meses, entre septiembre y enero pasado, el asedio de los radicales, que al final fueron expulsados.

Coincidiendo con el ataque al enclave kurdo, el Estado Islámico lanzó otra ofensiva para tomar el control de los barrios en poder del régimen en la ciudad nororiental de Al Hasaka, donde, según activistas, ha logrado dominar una cuarta parte de la población. El Estado Islámico proclamó hace un año un califato en Siria e Irak, donde ha tomado amplias partes de sus territorios.

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